Tres miembros de una familia mueren sepultados tras caer un muro en Las Palmas
El Ayuntamiento evacuó a 100 vecinos mientras los ingenieros inspeccionaban un barrio entero
Tres de los cuatro miembros de una familia (un matrimonio de unos 50 años y un hijo de 23) murieron ayer sepultados por toneladas de hormigón, piedra y tierra después de que una pared de 20 metros de altura y 80 de largo se desplomara a las seis de la mañana sobre cinco bloques de la calle de Pancho Guerra del barrio de San Antonio, en la zona alta de Las Palmas de Gran Canaria. De un total de 26 inquilinos, 13 (entre ellos un niño de 10 años) resultaron heridos y fueron ingresados en distintos hospitales de la capital con lesiones de diversa consideración, dos de ellos graves.
También se evacuó a casi un centenar de vecinos de casas colindantes y de las calles superior (Rafael Mesa y López) e inferior (Paseo de San Antonio) hasta que técnicos municipales y de la empresa Trama (un estudio de ingeniería con especialistas en desmontes) analizaran los muros que han horadado la ladera.
En los 21 barrios que conforman la zona alta de Las Palmas de Gran Canaria viven unas 101.000 personas, según datos del padrón municipal. El escaso suelo disponible y el aumento de población han empujado a horadar laderas con pendientes de 20 y 30 grados de inclinación. Sobre la tierra arrancada se construyen muros de contención de hormigón y piedra, a modo de presas, delante de los cuales emergen edificios o viviendas de lujo con vistas. Así también está configurado el barrio de San Antonio.
Las casas afectadas ayer conformaban un grupo de cinco bloques consecutivos amarillos en la calle Pancho Guerra. Detrás de estas casas se levantaba el muro de hormigón, que ayer las sepultó. Esta pared medía 20 metros de alto. Sobre ella continuaba un murete de piedra y tierra hasta alcanzar el nivel de la calle superior, Rafael Mesa y López.
En 2001, un derrumbe sobre la casa de un vecino de este mismo barrio no se cobró víctimas. Pero ayer Francisco Jiménez, María del Pino Ruiz y su hijo Javier no tuvieron la misma suerte y murieron bajo los escombros. Según coinciden todos los testimonios, el muro se vino abajo "en unos segundos" y las casas se movieron "como fichas de dominó". Primero, casi al alba, se sintió un fuerte temblor, como un terremoto, al que siguió un sonido similar al del granizo cuando golpea el suelo y "un fuerte crac", similar al choque de dos vehículos. En esos pocos segundos, hubo inquilinos que pudieron levantarse de su cama, en un impulso que terminaría por salvarles la vida. Algunos vieron con espanto cómo toda la planta superior caía de golpe sobre la inferior "como si bajáramos en un ascensor" y quedaban cubiertos por todo tipo de cascotes.
La primera de las cinco casas quedó completamente sepultada por el alud. El portavoz municipal no quiso adelantar hipótesis sobre el desastre y rechazó contestar a preguntas sobre la calidad de los materiales empleados en la construcción del muro y las viviendas. Los bomberos tardaron más de nueve horas en rescatar el primero de los tres cadáveres. El matrimonio fallecido se encontraba en la cama, con una viga entera y numerosos cascotes encima. El cuerpo del hijo no fue localizado hasta las 11 de la noche. De madrugada, los equipos de rescate aún tabajaban para recuperar el cadáver de entre los escombros.
El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria decidió en señal de luto suspender durante dos días todos los actos del carnaval. Al anochecer, los ingenieros autorizaron el regreso de casi todos los vecinos (unos 80) a sus casas, en el barrio de San Antonio. Sólo los inquilinos de cuatro viviendas colindantes a ambos lados y los de esta urbanización continuarán alojados en el hotel y en casas de familiares.
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