La Kutxa destinará 66 millones a la Obra Social en este ejercicio
El programa de pisos de alquiler para jóvenes aún no ha arrancado
La Obra Social de la Kutxa contará este año con un presupuesto de 66 millones de euros, un 6,4% más que en 2005. De esa cantidad, la caja aportará 42 millones, el 23,7% del resultado neto obtenido en 2005, y el resto procederá de recursos de la propia Obra Social. Los programas de sanidad, con la construcción de la nueva sede del Oncológico de San Sebastián, y de asistencia social absorberán más de la mitad de los fondos.
Los 8.000 metros cuadrados de la actual sede del Oncológico, que atiende a casi 60.000 usuarios, hace tiempo que se quedó pequeña. Por eso, la Kutxa, de la que depende el centro desde 1952, apostó hace dos años por construir un nuevo edificio cerca del Hospital Donostia y del Parque Tecnológico de Miramón.
El nuevo edificio tendrá 24.000 metros cuadrados repartidos en cinco plantas y abrirá sus puertas en junio de 2008, tras una inversión de 45 millones de euros. La Obra Social le dará este ejercicio un impulso importante con la aportación de seis millones. Los programas de asistencia social seguirán siendo una de las líneas estratégicas de la Obra Social de la entidad guipuzcoana. La Kutxa seguirá ayudando, por ejemplo, a personas que han tenido problemas con las drogas o el alcohol y a las que les resulta complicado encontrar empleo.
El proyecto Etxegi XXI, puesto en marcha el pasado año para gestionar la edificación en terrenos municipales de Guipúzcoa de mil viviendas protegidas en régimen de alquiler para jóvenes, recibirá 1,7 millones de euros. El director general de la Kutxa, Xabier Alkorta, admitió que están teniendo "dificultades" para alcanzar sus objetivos, pues la caja no ha apalabrado todavía construcción alguna con ninguno de los quince municipios con los que ha contactado. La Vital y la BBK se han adelantado en este ámbito. La Kutxa espera cerrar sendos acuerdos este año con los consistorios de Arrasate y Legazpia. La colaboración con el de San Sebastián se presenta más complicada, pues la Kutxa y el Ayuntamiento no se ponen de acuerdo sobre quién será el propietario de los futuros pisos.
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