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Columna
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Miedos

En Paisajes para después de una batalla (1982), Juan Goytisolo nos cuenta la sorpresa de un habitante del barrio del Sentier de París cuando de repente descubre que el distrito ha sido colonizado y todos los carteles (bares, cines, rótulos de las calles...) están en árabe. Un cuarto de siglo después, no sabemos si se ha dado la batalla, pero sí que el paisaje de nuestros barrios ha cambiado casi tanto como el del alucinado personaje de la novela de Goytisolo. Ahora, en este período confuso entre el choque y el diálogo de civilizaciones, unas simples caricaturas estiran hasta el extremo las sutiles cuerdas de la tensión internacional, llevándose de paso decenas de muertos en las manifestaciones de protesta que se han desatado en el mundo islámico. Pero sobre todo, poniendo sobre la mesa encarada al telediario la cuestión del miedo, el gran enemigo de la libertad. La macabra sombra de los atentados de Nueva York, Madrid y Londres reaparece detrás de cada conflicto por pequeño o nimio que parezca.

El miedo censura también esa gran caricatura en tres dimensiones que son las fallas. El presidente de la Interagrupación de Fallas de Valencia, Angel Escriche, ha justificado la decisión de la Junta Central Fallera de censurar una escena del artista fallero Toni Fornés por "el temor a la reacción de la Iglesia". La escena mostraba a un grupo de monjas observando un consolador que la JCF obligó a sustituir por un cirio. Una sustitución que no deja de ser un tanto perversa, no ya por cuestión de formas y de funciones físicas, sino sobre todo por su alto valor alegórico (un falo encendido), pues el cirio, la religión, sería el símbolo del consuelo. En cualquier caso, merece anotarse una palabra de Escriche, temor, es decir miedo.

En Alicante no se quedan atrás en esta gran regresión y Teatres de la Generalitat ha censurado el cartel de una obra teatral por caricaturizar a Eduardo Zaplana. La farsa se llama L'estrany viatge y es obra de Xavi Castillo, un cómico que tiene una carrera plagada de vetos del PP. En el cartel había varias caricaturas: María Abradelo, la fallera mayor, Felipe V... Junto a la de Zaplana, cuyo nombre no aparecía, ponía "el malo". La directora de Teatres de la Generalitat, Inmaculada Gil Lázaro, ha tenido miedo de no ser suficientemente zaplanista y ha decidido ser más papista que el Papa. A fin de cuentas todas las sectas y religiones se asientan sobre la idea del temor de Dios, el miedo reverencial y respetuoso que se debe tener al Todopoderoso. Porque ¿qué mecanismo sino ese, la autocensura, es el que permite que funcione cada día una televisión botafumeiro como Canal 9?

La diputada en el Parlamento holandés Ayaan Hirsi Alí, de origen somalí, se ha declarado disidente del Islam. Desde hace dos años vive bajo protección policial tras haber escrito el guión de la película Sumisión, que le costó la vida a su director Theo van Gogh, asesinado por un fundamentalista islámico. Hirsi asegura que el profeta Mahoma se equivocó al decir que a las adúlteras había que azotarlas y lapidarlas. Y a buen seguro que también diría que el teólogo Gonzalo Gironés se equivoca cuando justifica, en la hoja del Arzobispado, la violencia doméstica. Y si esto sucede entre nosotros, ¿qué no va a pasar en unas sociedades como las islámicas que no han tenido ni Ilustración, ni Vaticano II? Paisajes para después de una batalla.

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