Doce desaparecidos en un nuevo alud en la isla filipina de Mindanao
Las tareas de rescate continúan en Leyte, donde sólo se han recuperado 72 cuerpos
Un nuevo alud de barro sepultó el sábado dos casas y se teme que se haya cobrado la vida de 12 personas en la isla filipina de Mindanao, mientras en la aldea de Guinsaugon, en la isla de Leyte, continuó ayer la búsqueda de sobrevivientes por el deslizamiento del viernes, en medio de lluvias intensas y un fango espeso que dificulta la tarea. Hasta ahora se han recuperado 72 cuerpos, y 1.397 personas siguen desaparecidas, aunque las autoridades locales hablan de 3.000.
El nuevo alud ocurrió en la noche del sábado cerca de la aldea de Depore, 760 kilómetros al sur de Manila, donde las esperanzas de hallar con vida a algún superviviente disminuyen, pese a las labores de rescate contrarreloj. De las casas "no salen señales de vida", según el portavoz de los equipos de socorro del Ejército. Mientras tanto, el número oficial de muertos por el alud de barro y piedras sobre Guinsaugon asciende a 72 personas, aunque aún hay 1.397 desaparecidos, cifra que podría duplicarse. Las autoridades locales hablan de casi 3.000 desaparecidos
Voluntarios con perros adiestrados cavaron sin éxito en la zona donde había una escuela en la que se encontraban 250 personas entre niños, maestros y madres cuando ocurrió el deslizamiento. La escuela es "área de búsqueda y salvamento prioritario" después de que varias personas recibieran en sus móviles mensajes de texto procedentes de sus familiares atrapados en ella, informó el jefe de los servicios de rescate, Raúl Farnacio. Otro lugar en el que se centran los esfuerzos es un salón municipal en el que había unas 300 personas.
En algunas zonas el fango tiene nueve metros de profundidad y debido a la lluvia constante se ha convertido en arenas movedizas, lo que pone en peligro a los equipos de rescate. Los grupos de salvamento, que suman unas 750 personas, entre las que hay 32 taiwaneses con equipos para detectar fuentes de calor, se desplazaron por el mar de lodo que es ahora Guinsaugon emitiendo gritos y dando golpes con la esperanza de ser oídos por sobrevivientes bajo sus pies, pero sólo había silencio.
Unos supervivientes han señalado que el barro y las rocas cubrieron en menos de dos minutos Guinsaugon, lo que fue precedido por un estruendo como de una explosión, cuando la ladera de la montaña de Can-abag se vino abajo. El fango sigue deslizándose, anegando aún más la aldea. Para evitar las epidemias, 50 cadáveres sin identificar han sido enterrados en una fosa común.
Casi toda la ayuda se transporta por tierra, algo muy complicado por el mal estado de los caminos tras dos semanas de intensas lluvias y la posibilidad de nuevos aludes. De Estados Unidos han llegado a Guinsaugon unos 30 infantes de marina de la base de Okinawa (Japón) para evaluar los daños y ayudar en las excavaciones. A ellos se les han sumado dos buques con suministros y otros 1.000 marines de dos buques de guerra atracados frente a la costa de Leyte,
La guerrilla comunista Nuevo Ejército del Pueblo, que dice controlar parte de Leyte, dijo que no atacará a las tropas estadounidenses que ayudan en el rescate.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.