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Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

Una convención sobrepasada

Soledad Gallego-Díaz

La convención prevista para el próximo día 3 de marzo por el Partido Popular debía servir como pistoletazo de salida interno cara a la preparación de las elecciones municipales y autonómicas del año que viene, y así había sido diseñada por sus responsables. La dura actualidad política amenaza, sin embargo, con echar por la borda buena parte de ese esfuerzo porque nadie cree que sea posible reclamar la atención de los asistentes para nada que no sea el debate del Estatuto de autonomía de Cataluña (que estará en esos días, probablemente, atravesando uno de sus momentos cumbre dentro de la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados) o lo relacionado con la política antiterrorista del Gobierno.

El Estatut, la política antiterrorista y Aznar se 'comerán' la reunión, pese a que fue preparada para suscitar otros temas, sobre todo económicos

"Objetivamente, el momento no puede ser peor para pedirle a la organización del partido que se ponga a discutir de los 14 temas que se habían previsto", reconoce un dirigente popular. "El Estatut y lo que pase con ETA se van a comer toda la convención. Es inevitable".

Las convenciones, reuniones anuales del PP entre congresos, no tienen capacidad para realizar nombramientos ni cambiar programas, pero se suelen utilizar para desarrollar un importante trabajo interno y para proyectar ante la opinión pública la imagen de fortaleza de un partido "de gobierno" preocupado por los temas que realmente afectan a los ciudadanos. "En teoría, es el escenario perfecto para lanzar una campaña municipal, pero es verdad que esta vez todo va a estar arrasado por la actualidad. No habrán pasado ni dos semanas desde la manifestación de apoyo a las víctimas del terrorismo, y todo el mundo estará enfocado en esos asuntos", admite uno de los organizadores de la reunión.

"Es muy posible que todo quede reventado por la actualidad: las mesas con expertos y especialistas ajenos al partido a los que se había pedido participación en temas muy específicos, los intentos de demostrar que el PP se interesa por un abanico muy amplio de problemas ciudadanos...", admite con cierto estoicismo un diputado implicado en la preparación de la convención. "No está en el ambiente hablar de nada de eso".

Para colmo, la convención arranca el día en el que se celebra la primera victoria electoral de José María Aznar en 1996 y el discurso de apertura ha sido encomendado al ex presidente del Gobierno. Todo el mundo dentro del PP piensa que Aznar marcará toda la convención con un discurso muy duro, enfocado en el terrorismo. Detrás de él hablarán Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón, como anfitriones de la reunión, y más adelante, Ángel Acebes y Eduardo Zaplana. Mariano Rajoy cerrará la reunión. "Pasará lo mismo que sucedió en el último congreso: Aznar será la estrella".

Con excepción del alcalde de Madrid, que suele emplear un lenguaje mucho más moderado, todos los discursos estarán "calentados" en el mismo horno, según expresión de un dirigente autonómico al que le preocupa que su partido no sea capaz de organizarse en torno a ningún otro tema cuando ya falta sólo un año para las elecciones municipales.

"Necesitamos abrir otros frentes de oposición al Partido Socialista, sobre todo necesitamos abrir un debate sobre su gestión económica para conseguir que los ciudadanos empiecen a albergar dudas sobre su capacidad: la inflación debería ser a partir de ahora un tema de oposición más importante que las reformas estatutarias", coincide otro dirigente autonómico, en cuya comunidad se está planteando también la mejora de su estatuto de autonomía.

Descarrilar

Algunos dirigentes populares reconocen en privado que el debate que se avecina es "tremendo". "Si ETA anuncia el cese de la violencia, los socialistas se van a presentar en todas partes como los únicos que pueden salvaguardar el proceso de paz, y eso es algo que puede hacernos daño", reconoce un dirigente de antigua procedencia liberal. Sin embargo, no cree que el PP pueda o vaya a hacer algo para evitarlo. Escuchando sus argumentos y los de otros dirigentes populares, da la impresión de que buena parte de ellos está convencida de que el proceso de negociación con ETA terminará descarrilando por la exigencia de la banda de que se reconozca el derecho a la autodeterminación de Euskadi, y que ésa será la ocasión del PP para presentarse de nuevo ante el electorado con posibilidades de arrastre.

"Batasuna no es Carod Rovira y no se le pueden hacer juegos de manos como los que le ha hecho Zapatero a ERC. Batasuna es ETA y está armada", mantiene un diputado popular especialista en temas relacionados con Euskadi.

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