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Cuatro se sumerge en el universo de un centro penitenciario

'Noche Cuatro' emite hoy el reportaje 'En la cárcel. Confidencial'

Cuatro se sumerge en el desconocido mundo penitenciario. El espacio Noche Cuatro se adentra hoy (22.40) en el centro de Brians, situado a 40 kilómetros de Barcelona, para descubrir a los espectadores el microcosmos que encierran las cárceles. Realizado por la productora Alea DF, el reportaje 'En la cárcel. Confidencial' entrelaza, a lo largo de dos capítulos de 52 minutos, las historias de los internos con tensión y emoción. El primero se estrenará esta noche y el segundo el próximo jueves.

La convivencia en una cárcel es delicada. Personas de origen bien distinto se ven obligadas a compartir celdas, estrechar el contacto, a seguir las pautas de los programas de rehabilitación, a ocupar su tiempo... Durante cuatro meses, un equipo de la productora Alea DF ha rodado en el interior del centro penitenciario de Brians, situado a 40 kilómetros de Barcelona, gestionado por la Generalitat de Cataluña. Allí viven 1.700 internos, en siete módulos de hombres y uno de mujeres. El objetivo de este trabajo sin ninguna intención "pedagógica, moralizante o publicitaria", en palabras del productor Pablo Usón, es abrir la realidad penitenciaria a la opinión pública para explicar sin cortapisas cómo se vive dentro de una cárcel.

El primer capítulo, dirigido por Albert Solé y Pedro Ballesteros, está protagonizado por Olga, que acaba de ingresar en prisión. Una interna preventiva aprende a buscarse la vida en un entorno hostil que tiene sus propias reglas. Con Olga, el espectador asistirá a los trámites de ingreso por "su presunta complicidad en un caso de tráfico de drogas", según Solé, a su adaptación a la celda y a la presa con quien debe compartirla. Otra de las historias mostrará la relación amorosa que surge entre Rafa, un interno, y Cristina, otra interna del módulo de mujeres. "La relación es simplemente epistolar", explica Usón, y añade: "Sólo tienen oportunidad de encontrarse a solas cuando comparten taller ocupacional".

Usón dice que una vez conseguido el visto bueno por parte de Instituciones Penitenciarias todo fueron facilidades. "En cuanto se dieron cuenta de que el objetivo no era buscar sangre nos abrieron las puertas." Sólo pusieron una condición: que los protagonistas no fuera los presos más mediáticos o más famosos. "Pensaron, y nosotros estuvimos de acuerdo, que podían perjudicar su futura rehabilitación".

Delante de las cámaras desfilarán otros personajes. Es el caso de Pedro, condenado por asesinato, que se revuelve desesperado por sus angustias existenciales ante la cadena perpetua a la que, en la práctica, está condenado. Juan Carlos, el psicólogo de la prisión, tiene una estrategia para que Paco, un violador, admita sus delitos y efectúe la terapia de rehabilitación. Mientras, Jordi y Alfonso, funcionarios de vigilancia, buscan desesperadamente la droga que unos internos se pasan mediante un original sistema de transporte.

Todos los presos aparecen "a cara descubierta", según de Usón, y a la hora de seleccionar a los internos Solé apunta que se dejó llevar "por la intuición". La lista de experiencias que le han impactado sería muy larga. "Si tuviera que elegir me quedaría con las vivencias de gente que lleva toda la vida en prisión y con la historia de un chico que a los seis años cometió su primer asesinato".

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