Un golazo para la esperanza
La actuación del portero Gorka y el tanto de Luis García alivian al Espanyol en un partido muy exigente
Muy exigido, tanto por el rival como por el escenario y el torneo, el Espanyol claudicó a última hora después de responder como un jabato durante tres cuartos de partido. La excelente actuación del portero Gorka y un precioso gol de Luis García le permitieron ganarse un buen resultado en un partido de palabras mayores. Mal empezaron y peor acabaron los blanquiazules. El Schalke firmó un remonte que premió su mejor inicio y final de encuentro, momentos en que el Espanyol se defendió como pudo, entre afortunado y tozudo. No tuvo suerte en cambio cuando gobernaba la contienda porque encajó un gol de falta que le descolocó y le llevó a disputar un último tramo de partido muy complicado.
SCHALKE 04 2 - ESPANYOL 1
Schalke 04: Rost; Rafinha, Bordon, Krstajic, Boenisch (Varela, m. 67); Ernst, Poulsen, Lincoln, Bajramovic (Asamoah, m. 46); Larsen y Kuranyi (Sand, m. 80).
Espanyol: Gorka; Armando Sá, Lopo, Jarque, David García (Sergio Sánchez, m. 81), Domi; Zabaleta, Costa, Ito (De la Peña, m. 77); Luis García (Corominas, 70) y Pandiani.
Goles: 0-1. M. 34. Ito asiste a Luis García, que marca después de llevarse el cuero con la espuela y regatear al portero. 1-1. M. 66. Bordon remata una falta lanzada por Lincoln. 2-1. M. 88. Ernst coge un rechace al borde del área.
Árbitro: Roberto Rosetti. Italia. Mostró la tarjeta amarilla a Jarque, Ernst, Pandiani, Ito, Poulsen,Luis García, Krstajic y Lopo.
Veltins Arena. Lleno. Unos 61.542 espectadores. Márquez se sentó en el banquillo por sanción de Lotina.
El Schalke aparece como un equipo intimidador por su naturaleza alemana, factor importante cuando el partido se disputa en el Veltins Arena, y también seductor por un fútbol moderno que le llevó a rivalizar con el Milan en la fase inicial de la Liga de Campeones y le mantiene entre los puestos altos de la Bundesliga. Juega con gusto, tiene mucha dinámica, ocupa la cancha de forma racional a partir de un rombo en la línea de medios y cuenta con futbolistas interesantes. El brasileño Lincoln, por ejemplo, es una delicia. Funciona perfectamente como enganche, por delante del medio centro Poulsen, y activa por igual a dos delanteros complementarios como el veloz Kuranyi y el potente Larsen. El 7-4 que alcanzó el pasado sábado ante el Leverkusen certifica su poder ofensivo y una cierta irregularidad defensiva. A Lotina le encantan los equipos como el Schalke porque le permiten recogerse, taparse, jugar a la contra y puede montar la alineación sin contemplaciones. Anoche se tapó con dos pivotes defensivos, cuatro laterales y sólo dos jugadores por delante de la pelota, Luis García y Pandiani, mientras De la Peña calentaba banquillo aún cuando el sábado no podrá jugar en Vila-real por sanción.
Así las cosas, el Schalke tomó la iniciativa de principio a fin sin contemplaciones y el Espanyol se cerró descaradamente. Encomendado a Gorka, excelente en las cuatro ocasiones que sumaron los alemanes, el equipo blanquiazul rentabilizó al máximo su única llegada al área con un gol precioso por la ejecución de Luis García, que remató cruzado, prácticamente sin ángulo, después de enganchar la pelota con la espuela y vencer al portero. Al Schalke de nada le valió su fútbol combinativo y veloz porque le faltó puntería y también malicia en el remate. La salida a la cancha de Asamoah después del descanso reforzó la apuesta ofensiva de Slomka, y los alemanes se fueron a por el partido con un juego menos elaborado y más directo, dispuestos a un remonte por las bravas. Le perdió entonces la impaciencia y también una cierta cojera por la banda izquierda. El Schalke pasó a ser un equipo irreconocible por desorganizado y destemplado. La suma de delanteros le fracturó para suerte del Espanyol, que tuvo mucho más tiempo la pelota, mezcló mejor y se ganó un remate de gol que Zabaleta no aprovechó por el cruce de Krstajic en una acción que pareció penalti. La jerarquía de Costa sobre el partido fue por momentos incuestionable y el equipo se oxigenaba estupendamente por las bandas. Mejorado en ataque, el Espanyol perdió consistencia en la defensa de las jugadas de estrategia y encajó un gol en una falta lateral.
Aunque el empate animó al Schalke, el Espanyol no se arrugó sino que discutió por el balón. El partido quedó muy abierto, con opciones para uno y otro equipo, una situación que ni pintada para De la Peña. El Schalke sacó mejor rendimiento del litigio. Ernst marcó un gol muy importante para un equipo que sabe jugar muy bien en cancha ajena y, por tanto, legitima sus aspiraciones en Montjuïc. Al Espanyol, en cambio, le complica mucho la vida, y más después que Pandiani marrara una ocasión franca en el último remate. El resultado, en cualquier caso, fue respetuoso con la inversión que unos y otros pusieron en la refriega, salpicada de brotes de dureza, saludados siempre por un árbitro al que en su país no dejan pitar por malo.
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