El mapa de un antiguo pecio en dos días
Una nueva tecnología que permite cartografiar un pecio en pocos días plantea un cambio radical en la investigación de los naufragios, afirman los laboratorios estadounidenses que lo han puesto a punto. En el siglo IV antes de Cristo, un mercante griego se hundió frente a Chios, en el mar Egeo oriental. El barco, de madera, pudo naufragar debido a una tormenta, un incendio o quizás el desplazamiento por las malas condiciones del mar de su carga de 400 ánforas de barro llenas de vino y aceite de oliva. El navío reposa desde entonces en el fondo del mar a 60 metros de profundidad.
En julio del año pasado, los esfuerzos conjuntos de entidades estadounidenses y griegas resultaron en la utilización por primera vez de un nuevo robot autónomo submarino -SeaBed- para hacer un levantamiento fotogramétrico del pecio. Con técnicas perfeccionadas durante los últimos ocho años, el robot completó en dos días lo que antes hubiera llevado varios años a buceadores profesionales, señalan el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y el Instituto Oceanográfico Woods Hole (WHOI), que han trabajado con el Ministerio de Cultura griego y el Centro Helénico para la Investigación Marina. El proyecto representa el inicio de una colaboración a largo plazo.
El WHOI es líder en la construcción de vehículos robóticos sumergibles, entre ellos el Argo, que encontró el Titanic y el Jason II que explora el fondo del mar a gran profundidad. El nuevo robot está diseñado especialmente para fotografiar el fondo marino de forma sistemática. En total, se tomaron 7.650 imágenes del naufragio, con las que se elaborará un mosaico con todo detalle.
El robot es controlado desde la superficie con un sistema de sonar desarrollado por David Mindell, del MIT, que trabaja en colaboración de Brendan Foley. La tecnología robótica, señalan estos expertos, es la única forma de llegar a los pecios a gran profundidad, pero también se puede utilizar en lugares menos profundos.
Excavación
"Con esta tecnología, los buceadores arqueólogos se verán libres de tener que medir y dibujar y se podrán concentrar en las cosas que las personas hacen mejor que los robots, la excavación y la interpretación de los datos", ha explicado Hanumant Singh, diseñador del SeaBed. "Repitiendo las pasadas sistemáticas, podremos hacer levantamientos de los naufragios mucho más rápidamente y con mayor precisión que antes". La técnica produce resultados en muy poco tiempo.
Tan pronto como emergió el robot con las primeras imágenes de los restos del barco griego, tomadas el 7 y 8 de julio los arqueólogos griegos empezaron la interpretación de los datos, explica el MIT. El mayor valor de la información que suministran mercantes como el de Chios se refiere a las rutas de intercambio existentes en la antigüedad. Las cargas, en este caso las ánforas que contenían vino y aceite de oliva, constituyen la pista a seguir.
El proyecto de investigación durará al menos 10 años y se centrará en obtener información sobre las rutas de navegación en el Mediterráneo, especialmente en la época de Minos y de Micenas en la Edad del Bronce (entre 2.500 y 1.200 años antes de Cristo).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.