El 84% de los españoles ignora el coste en vidas de los accidentes de tráfico
La mitad de los encuestados por el CIS cree que el nuevo carné reducirá la siniestralidad
Cuántas personas murieron en carretera durante los 10 primeros meses de 2005? La pregunta la planteó el Centro de Investigaciones Sociológicas, y el resultado es sorprendente. Aunque el 50% de los encuestados tiene la sensación de que el número de accidentes es "muy alto" y el 43,5% lo califica como "más bien alto", al sondear sobre los fallecidos, sólo el 16% se acerca a la realidad al contestar "de 1.000 a 3.000" o "más de 3.000". Fueron 2.814 vidas.
La mitad de quienes tenían una idea equivocada sobre el número de personas que murieron en las carreteras (42,3%) estaba convencida de que en ese periodo habían fallecido menos de 1.000 personas. De éstos el 24,6% creía que las víctimas mortales podrían estar entre 101 y 500. El 41,6%, hasta completar el 83,9%, ni siquiera se aventuró a marcar una casilla y optó por "no sabe". Sólo en septiembre pasado, poco más de un mes antes de elaborarse la encuesta, perdieron la vida 288 personas. Y el año concluyó con 3.329 víctimas mortales.
Los datos fueron recogidos por el CIS entre el 26 de octubre y el 9 noviembre, y su objetivo era tomar el pulso sobre el carné de conducir por puntos, que entrará en vigor el 1 de julio (www.permisoporpuntos.es). La medida estrella del Gobierno en seguridad vial cuenta con el respaldo de la mayoría de los encuestados.
El 68,9% está a favor de la implantación del nuevo permiso, y el 54,3% considera que servirá para reducir el número de accidentes, frente al 37,5% que cree que no tendrá ese efecto. El 15,8% que ve "mal o muy mal" la medida argumenta mayoritariamente que se impone un castigo excesivo por infracciones leves o involuntarias o que perjudica a los conductores profesionales. El estudio refleja también un dato preocupante: el 63,9% desconoce con cuántos puntos parte cada conductor (12, salvo para quienes tengan menos de tres años de experiencia, que tendrán ocho).
A la hora de clasificar las infracciones teniendo en cuenta su gravedad, los encuestados sitúan en los primeros puestos el conducir en sentido contrario, ponerse al volante después de haber bebido y saltarse un semáforo. Exceder los límites de velocidad y no llevar puesto el cinturón ocupan el quinto y sexto puesto. En cuanto a la responsabilidad de intentar reducir la accidentalidad, el 68,8% la atribuyó a los conductores, el 7% a las autoridades, y el 22,9% a ambos.
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