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Crónica:FÚTBOL | 23ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Valencia incendia la Liga

Un gol de Villa provoca la segunda derrota sucesiva del Barça, que aventaja en sólo seis puntos a los de Quique Flores

El Valencia hizo realidad el partido que había soñado. La intensidad, la energía, el choque y, para más goce, unas gotitas de poesía: Aimar y Villa en estado puro. Entre ambos aniquilaron a la defensa azulgrana, que no halló remedio a su cintura. El Barça fue fiel a sí mismo, en su esquema (4-3-3) y en sus intenciones atacantes, pero le faltó lo principal: los jugadores. Jugó incomodísimo, impotente, sin la creatividad que lo había acompañado hasta la cima del liderato. Todo lo contrario que el Valencia, que enciende así la Liga, definitivamente, cosa de tres.

Había pasado la semana sin entrenarse. Un día le atacó un virus estomacal y al siguiente el músculo isquiotibial. Pero Quique sabía que lo tendría listo para el domingo. No le asustan precisamente las grandes citas. Más bien se diría que no está dispuesto a perderse ninguna. Villa lleva toda la temporada dejando detalles de crack y ayer no iba a ser una excepción. Se sintió en el cielo desde el minuto uno. Primero fue un pase de tacón a Aimar. Después, otro raso en profundidad a Regueiro, cuya picadita ante Víctor Valdés lamió el poste. Y para rematar una primera parte gloriosa, una vaselina a gol, su decimoquinto, tras el regalo de Víctor Valdés, un amigo del asturiano en los enfrentamientos de este curso. Ya en el Camp Nou le había concedido un tanto de rebote. Curiosamente, un portero que siempre se ha destacado por su buen manejo del balón con los pies, según se encargaba de apuntar esta semana el entrenador de porteros valencianista, Emilio Álvarez.

VALENCIA 1 - BARCELONA 0

Valencia: Cañizares; Miguel, Albiol, David Navarro, Moretti; Angulo (Rufete, m. 81), Albelda, Baraja, Regueiro (Fabio Aurelio, m. 86); Aimar (Hugo Viana, m. 89); y Villa.

Barcelona: Víctor Valdés; Oleguer (Belletti, m. 56), Puyol, Márquez, Gio; Van Bommel (Sylvinho, m. 71), Edmilson, Iniesta; Giuly (Larsson, m. 42), Eto'o y Ezquerro.

Goles: 1-0. M. 43. Error de Valdés que, después de recibir de Gio, se queda corto en su intento de devolver la pelota al lateral y la deja a pies de Villa para que remate a portería vacía.

Árbitro: Pérez Burrull. Mostró la tarjeta amarilla a Angulo, Edmilson, Van Bommel, Márquez, Albelda, Villa y Belletti.

Estadio de Mestalla. Lleno. 55.000 espectadores.

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El tanto de Villa no hizo más que confirmar la superioridad valencianista en este primer tiempo. O al menos la convicción con la que llevó a cabo su propuesta, algo que no ocurría en el bando barcelonista. El cuadro de Quique sabía cómo quería jugar y lo hizo: esperando en su campo para robar y soltar latigazos a través de Aimar, sublime por momentos, y de Villa. Albelda marcó la raya e impuso el estilo ante un Barça que quería ser el de siempre, pero no podía. Le faltaban jugadores. Categoría en el centro del campo. Capacidad para llevar a la práctica su propuesta atacante. No es suficiente con tres excelentes delanteros si no lo sustenta un medio del campo del mismo nivel. En este sentido el Barça recordó al Manchester, con sus tres demoledores delanteros (Rooney, Van Nistelrooy y Ronaldo) tan poco arropados por sus centrocampistas.

La mejor opción del Barça fue, mientras estuvo en el campo, Giuly, siempre dispuesto a soltar su descarga de energía por el extremo derecho, donde era mucho más rápido que Moretti. Así lo entendió Eto'o, que también frecuentó ese costado. Pero se lesionó el francés y Ezquerro, que se cambió de banda, ya no fue lo mismo. Había empezado Ezquerro en el extremo izquierdo con la misión imposible de hacer las veces de Ronaldinho.

Eternamente cuestionado por el sector resultadista de Mestalla, Aimar pintó la acción más plástica de la noche: primero se libró de Edmilson con un control dándose una media vuelta tras un pase a media altura de Baraja, como una marioneta; después de Puyol con un golpe de cintura y, finalmente, su disparo, a escasos metros, lo desvió Valdés. Necesitaba Aimar una jugada así para volver a creer en sí mismo, tras las críticas que recibió por haber errado unos cuantos pases en Riazor. Será, como dijo Quique, un jugador de jugadas, vale, pero qué jugadas.

La segunda parte comenzó con una entrada durísima por detrás de Márquez que evidenciaba la impotencia azulgrana ante los garabatos de Villa. A los que se sumó con mucho gusto Aimar, convirtiéndose en una diminuta pareja terriblemente incómoda para los hombres de Rijkaard. El Barça aumentó su dominio sin profundidad del terreno y Eto'o, atrapado por un gran Albiol, se dejó caer al centro del campo para librarse del pegajoso marcaje. El camerunés añoró más que nunca a Xavi y quiso ocupar su puesto de alguna manera.

El Valencia se puso entonces su traje de Paraguay, esa broma que usa su segundo entrenador, Fran Escribà, para referirse a la solidez defensiva de su equipo. El ritmo fue trepidante en el centro del campo. La intensidad, altísima, tal y como había pronosticado Baraja. Y Mestalla se relamía ante la dinamita en cada acción de sus jugadores y la progresiva desesperación de los azulgrana, reflejada una vez más en Márquez, que pisó impunemente a Villa. Poco antes Larsson trazó por fin un desmarque con éxito y su remate raso a bocajarro lo sacó el pie derecho de Cañizares, en otro alarde de reflejos.

Baraja e Iniesta pugnan por el balón.
Baraja e Iniesta pugnan por el balón.CARLES FRANCESC

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