"Me encantan las aventuras teatrales"

Anna Lizaran (Esparraguera, 1944), actriz emblemática del teatro catalán, atraviesa un gran momento profesional y vital. Después de triunfar en el inicio de temporada con la deliciosa Un matrimoni de Boston, espectáculo que pone una guinda más a su trayectoria y por el cual hoy recibe el premio Ciutat de Barcelona en la categoría de Artes Escénicas, Lizaran se ha lanzado a otra gran aventura en su carrera: participa en el audaz proyecto de Lluís Pasqual de montar a la vez dos shakespeares dos -Hamlet y La tempestad, dos hits del bardo-, que es, en símil taurino, como encerrarse a lidiar seis miuras. El doble montaje tiene previsto su estreno en el teatro Arriaga de Bilbao el 4 de marzo. La actriz interpreta nada menos que al etéreo genio Ariel en La tempestad y a uno de los miembros de la troupe teatral que acude a la corte de Elsinor a llamada de Hamlet. Anna Lizaran responde por teléfono desde Bilbao.

Pregunta. Parece que de ese rumor de retirada, nada.

Respuesta. Estoy en un momento en el que me han dado una inyección de pa amb tomaquet como se decía cuando yo era pequeña, una dosis de vitalidad. Estar en Bilbao con Lluís, ensayando y dando clases a los jóvenes actores de la compañía, como he hecho por primera vez, es estupendo. Disfruto mucho. ¡Y los dos shakespeares que hace este bestia! ¡A quién se le ocurre! Es todo muy especial. Me gustan las aventuras; no sin fin, pero como ésta tiene un stop soy muy feliz. He podido salir un rato del medio, de la familia, no tengo que poner lavadoras. Sólo tengo que preocuparme por el trabajo. Ha sido como reencontrarme con aquella filosofía del teatro del primer Lliure.

P. O sea que no, que no se retira.

R. Estaba muy cansada de escena. Ahora no. Pero esto del teatro es muy lo que sientes en el momento, una cosa muy viva, se puede variar rápidamente, tener un pronto. De momento, en septiembre retomamos Un matrimoni de Boston en el Lliure y después haré con Pasqual la última obra de Sergi Belbel.

P. Así que volverá al escenario del Teatre Nacional de Catalunya, donde vivió ese otro gran éxito, Escenes d'una execució.

R. No, creo que no será en el TNC.

P. ¿Qué recuerdos guarda de ese matrimonio de Boston con el que se metió al público en el bolsillo y le ha reportado el premio?

R. Era un texto que en mi situación de edad y momento vital me iba como anillo al dedo, podía hacerlo muy bien. Nunca se logra nada del todo en teatro, siempre se puede mejorar, pero bueno. El equipo era precioso, Marta Marco, Emma Vilarasau, el director Josep Maria Mestres. Se habló de duelo actoral. Duelo duelo no era. Jugábamos las tres, encantadas. Éramos de tres generaciones y no había competencia directa entre nosotras. En teatro siempre puedes hacer amistades o no y de ahí, del matrimonio, ha salido una piña.

P. Creo que han vivido muchas anécdotas en la función.

R. Claro, al estar en un espacio central con el público a un palmo. Gente que atravesaba la escena porque se había equivocado de sala, el que estornudaba y nosotros decíamos "¡salud!". A veces se nos escapaba la risa al vernos disfrazadas así, con las plumas. Teníamos que parar, pero no era ninguna tragedia, lo introducíamos en la función, y el público se lo pasaba pipa. Al principio me hubiera gustado la sala grande, te seré sincera, pero pronto vimos que la pequeña se nos giraba a favor. Es una bombonera. Y había como un déjà vu, un olor del viejo Lliure.

P. Diga algo del premio.

R. No voy por la vida luchando por premios pero bienvenido sea. Que te reconozcan el trabajo siempre alegra mucho, por ti y por la gente que cree en ti y te apoya. No puedo ir a recogerlo mañana (por hoy) por los ensayos, pero lo recogerán por mí Emma y Marta. Leerán un texto que estoy escribiendo, cosa que me cuesta mucho.

P. Ponerla a hacer de Ariel, qué bonita idea de Pasqual.

R. Es fantástico. Hablamos mucho con Lluís de este ser, este être, que no es hombre ni mujer.

P. Usted es muy de tierra y Ariel tan aéreo...

R. Sí pero seré aérea porque así está escrito. Aunque Ariel tiene también un lado muy material, malévolo. Es una persona muy traviesa, un personaje molt entremaliat. Pasqual lo ve como un maquinista del teatro, un tipo algo chuleta.

P. ¿Volará en escena?

R. ¡No, no, en absoluto!

P. En Hamlet, Pasqual la pone en el grupo de actores que el príncipe llama al castillo para desenmascarar a su madre y a su tío.

R. Sí, Francesc Orella, que hace el Próspero en La tempestad, en Hamlet interpreta al cap de colla de los comediantes. Y yo soy un poco como la madre de la colla, una mujer con experiencia escénica. Entre él y yo nos repartimos los textos.

P. Textos que son toda una lección y un homenaje al teatro por parte del gran Willy. Hacérselos decir a usted los hará aún más relevantes y conmovedores.

R. Esa escena de la llegada de los comediantes y su conversación con Hamlet tiene más o menos importancia según los montajes, Pasqual ha querido darle mucha. Hay una complicidad entre Hamlet y la troupe, por la que siente mucho amor y respeto.

P. ¿Cómo lo lleva Pasqual?

R. Está en plena forma. Y cuando está así verlo trabajar es increíble. ¡Lleva 45 personajes en la cabeza!

P. ¿Añora usted Barcelona?

R. En absoluto, te lo aseguro. Bueno, está mal decirlo. La verdad es que no la añoro porque sé que tengo fecha de vuelta. Esto es un paréntesis. Piensas mucho en el trabajo, trabajas mucho y... comes mucho.