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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cómo denunciar y no morir en el intento

¿Qué esperamos de la Ley Integral cuando denunciamos malos tratos?

Mi ex marido está en la cárcel desde hace cuatro años y con pérdida de patria potestad en sentencia firme.

Unos meses atrás, aprovechando un permiso penitenciario, rompió por segunda vez la orden de alejamiento -rezaba alto y claro en la sentencia que no debía acercarse a ningún lugar que frecuentáramos mis hijas o yo misma- y eso es lo que hizo.

La policía se buscó todo tipo de excusas para no venir a mi domicilio cuando les llamé por teléfono aterrorizada, sin atreverme a salir a la calle. Cuando conseguí un certificado de las personas que lo habían visto donde no debía estar, intenté interponer una denuncia, acompañada de dos familiares a quienes no dejaron permanecer conmigo, y un policía municipal me apuntó con el dedo y me dijo: "Ya le dije a usted cuando llamó que si usted no estaba en el local en el mismo momento que él, no hay quebrantamiento".

Yo sostenía la orden en mi mano y le increpaba que esto no era lo que decía el papel firmado por el juez. Además, me decía que no había peligro porque él estaba en la cárcel y, por tanto, no habría ni un juicio rápido si es que en algún lugar me aceptaban la denuncia. Allí no lo hicieron. Tampoco lo hicieron en el Juzgado de Violencia Doméstica, quienes me dirigieron a la Policía Nacional, o la Municipal, o al Juzgado de Guardia. Confundida, fui al Cuerpo Nacional donde un agente me insinuó que sería más fácil denunciar en el Juzgado. Dando la denuncia por escrito, la sellarían y le darían curso.

Así que por fin entregué la denuncia por escrito en el Juzgado de Guardia, se procedió a un juicio rápido y la sentencia fue de un año más de cárcel.

Mis hijas y yo hemos pasado dos años en un Centro Integral de Recuperación para Mujeres y Niños Maltratados y ademásde una recuperación ejemplar he aprendido a luchar y a defenderme. Otras mujeres no tendrán recursos para actuar y desistirán. Sus vidas seguirán destrozadas mientras no acaben con ellas. Porque no lo digo susurrando, lo digo gritando: ¡dejen de maltratarnos por partida doble! Claro que hay muchos tipos de agente, pero me parece imperativo denunciar estas actuaciones pues no deseo este trato a ninguna mujer. ¿Qué clase de gestión es ésta que en vez de facilitar todo lo que de traumático tiene el maltrato en su día a día hunda aún más a la víctima en su desesperación? No dejaré de luchar por la seguridad de mis hijas y la mía propia. Desde aquí, animo a todas las mujeres en esta situación a defenderse, a buscar ayuda y a perseverar por vosotras mismas, por vuestros hijos y por todas. Y por encima de todo... no toleréis la indiferencia de quienes deben protegeros.

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