Una advertencia
"Esta ternura y estas manos libres
¿a quién darlas bajo el viento?"
Julio Cortázar. Salvo el crepúsculo
Una advertencia fulminante hubo en mis entregas:
-Jamás colmarás la sed que me arrebata, ni sanarás la herida que me ahueca el pecho
"Soy el Esposo que da donde recibe nada a cambio
Rey de Espadas que desgasta furor con la blandura
de un falso muro victorioso
El trípode donde apoyas el cuenco de tus sueños
Alga negra de agua dulce que va apestándose,
estancada".
Me calcé la cabeza de la Gorgona, hermanas del mismo alumbramiento
Estaba ahí, ni dentro ni fuera, la Sacerdotisa con su máscara leonina
Sirio, el perro guardián de las puertas del alba, me condujo hacia el santuario.
Quemé las voces espúreas en el altar de expiaciones.
Verde menta entre los labios, se suspendió la Palabra, primicia de una alegría nueva
En el cuerpo del Árbol deposité mi corazón. Hasta que madure. Hasta que se confundan las aguas de mar y las aguas de lluvia. Hasta que aprenda a reír
-¿A qué granar hoy cosechas del pasado?
Incluso lo mejor se ha vuelto rancio, dijo
Que todo sea lo que es.
Me empuja una necesidad más poderosa que la voluntad de querer o resistir, y no acostumbro atardarme en las bifurcaciones
Así fue como se inició el camino: una pequeña granada abierta, semiherida, los dientes rojos diseminados por el suelo
Un grano depositó la Diosa sobre mi lengua.
Esther Seligson (México DF, 1941) es autora del libro de poemas Otros son los sueños (Premio Villaurrutia en 1973) y del de ensayos literarios A campo traviesa (FCE).
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