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Entrevista:ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO | Presidente del PP de Galicia

"Nunca traicionaré a mi partido, pero tampoco seré una fotocopia"

Xosé Hermida

El flamante sucesor de Manuel Fraga como líder del PP gallego afirma que su línea política se adaptará a las singularidades de una "nacionalidad histórica". "Nunca traicionaré la doctrina de mi partido, pero eso tampoco significa que vaya a ser una fotocopia", anuncia Alberto Núñez Feijóo (Ourense, 1961), quien no considera descabellado que algún día pueda apoyarse en el BNG para gobernar.

Lo reconoce sin incomodo, incluso con un punto de orgullo: "Voté al PSOE en 1982 porque tocaba y porque yo era un ingenuo. Pero con el referéndum de la OTAN, me di cuenta que nos habían engañado". Afirmaciones como ésta han conferido a Alberto Núñez Feijóo una cierta aureola de heterodoxo en el PP. Hasta el presidente de la Xunta, el socialista Emilio Pérez Touriño, y su vicepresidente nacionalista, Anxo Quintana, le han elogiado por no secundar el "discurso alarmista de Mariano Rajoy". Touriño y Quintana buscan su apoyo para la reforma del Estatuto gallego, legalmente inviable si la veta el PP.

"Galicia y España se pueden gobernar con pactos puntuales con los nacionalistas si se respeta el bloque constitucional"
"Los socialistas no pueden hacer algo tan insolidario con la reforma del Estatuto Catalán: que los que más tienen vayan a ganar más"
"¿Ya nos hemos olvidado de que nosotros tuvimos acuerdos programáticos con PNV y CiU y que dieron prosperidad a España?"
"Aquí recogemos firmas para el referéndum porque un gallego debe tener los mismos derechos que cualquier español"
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Pregunta. ¿No le escaman tantos elogios de sus rivales?

Respuesta. Me elogian para perjudicar a otros compañeros de partido y porque en Galicia no se puede hacer nada sin el PP. Pero son los mismos que en otros sitios hacen todo lo posible por excluir a mi partido.

P. También le han atacado en medios afines al PP por sus muestras de simpatía a Josep Piqué.

R. Por mi simpatía a Piqué, por mi respeto al secretario general, Ángel Acebes, por mis planteamientos reformistas y galleguistas... En Galicia parece que estaba previsto que al PP le saliese todo mal y, como le ha salido muy bien, se ha creado un interés mediático. Pero esto es como el fútbol: una semana va bien; otra, mal, y lo importante es la regularidad.

P. El caso es que la melodía de su discurso suena distinta a lo que se oye a la dirección nacional del partido.

R. La Quinta de Beethoven no suena igual dirigida por Von Karajan que por otro. Pero todos tocamos la misma sinfonía. Antes me decían que representaba el estrato más de derechas del partido y ahora que soy el más reformista. Como casi siempre, la verdad probablemente está en el justo medio.

P. ¿Se puede aplicar sin matices el discurso de la dirección nacional del PP a comunidades como Cataluña o Galicia?

R. Un partido nacional no puede ser la suma de 17 partidos porque sería ingobernable. Mantener eso tiene sus costes, pero también sus beneficios, sobre todo comparado con otros que carecen de modelo. Eso debe ser compatible con que, en las comunidades donde hay partidos nacionalistas, el PP, sin salirse de sus principios, haga la política que toca en ese territorio.

P. Usted ha llegado a decir que en determinadas circunstancias no descartaría pactar con los nacionalistas. Suena a herejía...

R. Je, je... ¿Ya nos hemos olvidado que nosotros tuvimos acuerdos programáticos con PNV y CiU y dieron una gran prosperidad a España? Y eso no significó que le entregáramos al PNV la representación exclusiva del País Vasco ni a CiU un sistema de financiación autonómica bilateral. Todo depende de la graduación de los acuerdos. Si nosotros volviésemos a ser la lista más votada y el BNG estuviese dispuesto a dejar que la democracia funcione... Galicia, como España, se puede gobernar con pactos puntuales con los nacionalistas siempre que quede muy claro el respeto al bloque constitucional. Lo que no haríamos sería entregarle el Gobierno, como se hizo con ERC en la Generalitat.

P. Ahora mismo se antoja muy difícil que el PP pudiese gobernar de nuevo España con el apoyo de los nacionalistas.

R. Si las elecciones fuesen ahora, imagino que sí. Dentro de dos años, no lo sé. Si el PP fuese el partido más votado, estoy seguro de que CiU atendería a la voz de los ciudadanos. Así lo ha hecho otras veces.

P. Menudos sapos se tendrían que tragar ustedes.

R. La política consiste en desayunar un sapo todos los días. Nosotros tendríamos que tragar, y otros tendrían que tragar tres veces más. Y hay quien lo traga todo ahora para mantenerse en el Gobierno: un día con ERC, otro con CiU y al otro con el que haga falta. Porque aquí se ha instalado el lema del poder por el poder. El inquilino de La Moncloa está intentando ganar como sea las próximas elecciones para acabar con el fantasma de Atocha.

P. Desde la otra orilla, se interpreta que ustedes no han asumido la derrota electoral y no aceptan su legitimidad.

R. Pues en Galicia hemos sido un ejemplo de cómo entregar el testigo con respeto institucional, y eso que las elecciones las ganamos nosotros. ¿Usted cree que los ciudadanos ignoran la influencia del atentado en el triunfo del presidente Zapatero? Y fíjese que digo presidente, porque en ningún caso cuestiono su legitimidad. Sólo analizo por qué una persona se está cargando los tres o cuatro acuerdos básicos entre los dos grandes partidos que teníamos desde hace 27 años. Y creo que lo hace porque intenta ganar a cualquier precio.

P. ¿Qué les está diciendo a los gallegos para que firmen su solicitud de referéndum?

R. Pues que un gallego debe tener los mismos derechos y obligaciones que cualquier español, que no puede ser un ciudadano de segunda división. Y que creemos en la España de las autonomías, no en la de las naciones. Nos parece más moderno, más inteligente y más solidario. Y también que estamos en contra de que una comunidad fije las reglas para todas las demás.

P. Y mientras recogen firmas contra el Estatuto catalán, se ponen a negociar el gallego. Una situación incómoda.

R. No, porque en los dos frentes defenderemos lo mismo: la equiparación de Galicia a cualquier territorio o nacionalidad histórica. ¿Cómo me voy a negar al diálogo? Ahora bien, si el acuerdo consiste en que Galicia no gane lo mismo que Cataluña, será imposible. No es verdad que nadie vaya a perder. No, aquí gana el que gana más. Y mientras que Cataluña ganaría un 13% de financiación, nosotros sólo un 7%. Y por encima, les blindan las inversiones del Estado hasta 2014. Un Gobierno socialista no puede hacer algo tan insolidario, que va contra lo que han predicado desde Pablo Iglesias: que los que más tienen vayan a ganar más.

P. ¿Cree que el Estatuto gallego debería imponer también una cuota fija de inversiones del Estado?

R. Aquí sufrimos el accidente del Prestige, que produjo un daño enorme y conmocionó a toda España. Para solucionarlo, el Consejo de Ministros aprobó un compromiso de Estado, el Plan Galicia, con un coste: 10.000 millones antes de 2010. Estamos en 2006 y no se han gastado ni el 15%. Para cumplir con eso no es necesario incluir ninguna disposición transitoria en el Estatuto ni que se apele a una supuesta deuda histórica sin especificar cuándo empezó la historia.

P. ¿Para qué se necesita reformar el Estatuto?

R. Desde luego, no es el primer problema de Galicia. Lo principal es gestionar bien las competencias que ya tenemos. En todo caso, el PP ha creado el autogobierno gallego y está dispuesto a un acuerdo razonable para actualizar un texto que tiene 25 años, completar su nivel competencial y garantizar nuestra suficiencia financiera. Pero queremos reformar el Estatuto, no abrir un pleito ante el Tribunal Constitucional.

P. Por la definición de nación ya han dicho que no van a pasar.

R. Lo contrario de creer en el autogobierno es dejar que la definición de Galicia se decida en Cataluña. El presidente de la Xunta ha variado tantas veces de idea a este respecto que ahora ya no sé ni lo que piensa. Si nación significa nacionalidad, ya es lo que tenemos. Y si significa otra cosa, no cabe en la Constitución. La España de las naciones no existe. ¿Quién le va a decir a La Rioja que no es una nación si lo son Galicia, Cataluña o el País Vasco?

P. ¿El conocimiento del gallego tiene que ser un deber?

R. Galicia no puede perder la riqueza y el equilibrio de su bilingüismo armónico, compartido por la mayoría de la sociedad. Hay sentencias del Tribunal Constitucional que rechazan ese deber y ahora mismo lo acaba de ratificar el Consello Consultivo de la Xunta.

P. ¿No es incongruente decir que reclamará para Galicia las mismas competencias que alcance Cataluña al tiempo que descalifica su Estatuto?

R. Yo no reclamo el mismo techo competencial que Cataluña ni quiero tener una relación bilateral con el Estado, porque traicionaría mis principios y además perjudicaría a Galicia. Lo que quiero es el mismo arco competencial, de acuerdo con la Constitución, y la misma referencia como nacionalidad histórica.

P. Con todas esas condiciones ¿en qué se puede entender con los nacionalistas?

R. Hombre, cuando empezamos la entrevista, todo parecía muy sencillo, hasta los nacionalistas me felicitaban... je, je. Todo esto ya se lo he dicho a Touriño y a Quintana: yo creo en el autogobierno, he trabajado por él muchos años, pero si reformamos el Estatuto no será para hacer algo ilegal.

P. ¿Qué consejo le ha dado Fraga?

R. Siempre me dice lo mismo: 'Yo no le daré ningún consejo salvo que me lo pida'. Y se los pido con frecuencia, porque es un referente para cualquiera que piense que merece la pena dedicarse a la política y jubilarse en ella. Alguien puede decir que probablemente se equivocó en algunas cosas, pero Galicia sería distinta sin él.

P. ¿Y Rajoy qué le ha pedido?

R. Nada especial. Sólo me dijo: 'Sé tu mismo, suerte y al toro'. Yo ya he dicho que no voy a ser un judas, que nunca traicionaré la doctrina de mi partido. Pero eso tampoco significa que vaya a ser una fotocopia.

Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP de Galicia, durante la entrevista.
Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP de Galicia, durante la entrevista.ANXO IGLESIAS

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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