Aurelio Torrente, ex director de la Fundación Miró
Era experto en las vanguardias del siglo XX
Aurelio Torrente Larrosa quiso ser ante todo un ciudadano de la República, un progresista liberal, militante en la extensión social de la Cultura. Con su caballerosa discreción y sentido del humor actuó de manera destacada como director del Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC), durante la etapa de Javier Solana al frente de Cultura; de las colecciones del Instituto de Crédito Oficial (ICO), con Miguel Muñiz como responsable de la institución, y de la fundación Pilar i Joan Miró de Palma. Especialista en las vanguardias del siglo XX fue un ciudadano cosmopolita, abierto y discreto. El domingo pasado murió en Madrid vencido por un cáncer.
Torrente, aragonés de Huesca, nacido en diciembre de 1935, era hijo de un militante de Izquierda Republicana y tuvo que ser niño de la guerra y del exilio. Al finalizar la contienda abandonó España con su madre a bordo de un barco de judíos en la diáspora. Se educó en Caracas, en el instituto-escuela creado por refugiados republicanos según el programa de la Institución Libre de Enseñanza. Retornó a España para cursar Derecho, primero en Zaragoza y después en Madrid, donde fue profesor de Historia de las Instituciones Latinoamericanas en la facultad de Ciencias Políticas. Marchó a Amsterdam y regresó para opositar al cuerpo de técnicos superiores del antiguo Ministerio de Información y Turismo. Entró en la Dirección General de Cultura, actuó de jefe de publicaciones de la Editora Nacional y logró abrir una colección para vindicar a los Heterodoxos y Marginados. En 1969 formó con amigos una comuna en Pozuelo y expresó su compromiso antifranquista en el clandestino FELIPE (Frente de Liberación Popular). Desempeñó cargos en la dirección general de Museos, en la de Promoción de Turismo, desde donde encargó el logotipo de Joan Miró. Durante cinco años fue agregado de Turismo en la embajada de España en Roma -donde se especializó en Historia del Arte- y dirigió la oficina de Turismo en Nueva York.
Aurelio Torrente era de aquellos que no sacan a relucir sus credenciales. En 1986 fue el interlocutor clave con Jacqueline Picasso para que expusiera su colección en el MEAC y trabó con ella la donación a España de sus fondos pero el suicidio de la viuda del genial pintor frustró la iniciativa. La muestra Picasso en Madrid resultó un hito. El museo logró gran eco de público con exposiciones dedicadas a Claude Monet o Paul Cézanne. Torrente compró el primer Barceló para un centro del Estado y gestó el conjunto de dibujos de Federico García Lorca.
En 1997 fue elegido en un concurso para dirigir la Fundación Miró de Mallorca donde empezó el catálogo de obras ahora publicado y organizó la presentación de los vanguardistas Esteban Vicente y Eugenio Granell. Torrente logró que los herederos del pintor mecenas no se desentendieran de la fundación que controla el Ayuntamiento del PP. En 2002, mientras preparaba una muestra inédita Las mujeres de Picasso y Miró, la concejal de Cultura Carmen Feliu le destituyó, sin razones. "Estoy reponiéndome del golpe. Personalmente, es de lo peor que me ha pasado en mi vida. El procedimiento ha sido horroroso", manifestó. Los Miró, solidarios con Torrente, retiraron sus fondos y rompieron relaciones con el Ayuntamiento. La exposición Miró-Picasso ya no pudo presentarse.
Su casa de Madrid es un espejo de estilo y sentimientos artísticos, de la austeridad expresiva. En ella con frecuencia citaba a su gente para ejercer "el infrecuente privilegio de la amistad fraternal", frase que dedicó a su dilecta compañera la académica Carmen Iglesias. Poeta casi secreto publicó dos libros Poemas romanos y El procedimiento de Amóm. También escribió Homenaje a María Zambrano.
Torrente tiene un hijo, Lorenzo, fruto de su matrimonio con la profesora Blanca Luca de Tena, de la que enviudó en 1984. Una bandera tricolor de flores abrazó ayer el ataúd, según había pedido en vida. Será incinerado hoy en el cementerio de la Almudena, a las 8.30.-
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