El Makalu silencia a Lafaille
El mejor alpinista francés desaparece en la primera ascensión invernal a la quinta cima mundial
El alpinista francés Jean-Cristophe Lafaille (Gap, 1965) lanzó, el pasado 27 de enero, su tentativa definitiva a la cumbre del Makalu, la quinta cima del planeta, de 8.463 metros, en el Himalaya del Nepal. A las cinco de la mañana, después de hablar con Katia, su esposa, a través de su teléfono vía satélite Thuraya, dejó su tienda, instalada en la víspera a 7.600 metros, para ascender, en solitario y sin oxígeno, la pirámide final de la montaña en unas condiciones extremas: vientos de 40 a 50 kilómetros por hora y temperaturas de 40 grados bajo cero. Katia, desde su residencia, cercana a Chamonix (Francia), único contacto de Lafaille con el mundo, había pactado con Jean-Cristophe una llamada cada cinco horas. Pasaron las primeras horas, el primer día, el segundo..., y el silencio hacía presagiar la tragedia. El domingo 29 de enero, Lafaille, el mejor alpinista francés y uno de los referentes en su deporte, fue dado oficialmente por desaparecido.
Las primeras hipótesis surgieron desde la Escuela Nacional de Esquí y de Alpinismo de Chamonix, donde Lafaille es profesor y guía internacional de montaña. El doctor Jean Paul Richalet, especialista en medicina de montaña, expuso: "Con 50 kilómetros de viento y una temperatura de 35 grados bajo cero ese día en la cima, aumenta a 60 grados bajo cero la sensación de frío. Con estas condiciones, expuesto a la hipoxia, a la falta de oxígeno, el organismo está al límite".
La desaparición de Lafaille se certificó el día 31 cuando un helicóptero sobrevoló la montaña y el itinerario que había seguido el alpinista por la ruta normal, desde el campo base, situado a 5.300 metros, hasta la diminuta tienda en la que pernoctó, a 7.600, antes del ataque a la cumbre, con dos campos intermedios, a 6.000 y 6.900. "La tienda de su último campo fue avistada por el piloto, pero no hay ningún rastro de Lafaille", explicó Serge Koenig, coordinador de la operación de rescate del Gobierno francés.
Los anales del Himalaya cuentan únicamente dos ascensiones invernales en solitario, ambas en 1988: Fernando Garrido, al Cho Oyu (8.201 metros), y el polaco Krzystof Wielicki, al Lhotse (8.516).
El Makalu debía ser el ochomil número doce para Lafaille en una carrera que inició en 1996 con el encadenamiento en solitario del Gasherbrum I y II. Tras un paréntesis de cinco años, en los que hizo historia escalando siempre en solitario y en invierno las grandes paredes de los Alpes, se consagró exclusivamente al Himalaya.
Sus ocasionales compañeros de cordada, entre ellos Alberto Iñurrategui, destacan de Lafaille su polivalencia y subrayan que se trata de un alpinista "fuera de lo común". "Este hombre bajito [1,60 metros] da en la montaña una extraordinaria impresión de poder", coinciden la mayoría. Reinhold Messner, el mítico tirolés, un referente para Lafaille, había señalado al francés como uno de los mejores alpinistas actuales junto al estadounidense Steve House y el esloveno Tomaz Humar.
La historia de Lafaille es la de un alpinista que ha desafiado a la naturaleza y a sí mismo. Él mismo lo cuenta en su libro Prisionero del Annapurna, un relato en primera persona del intento de ascenso a la pared sur de la montaña, en 1992, en la que perdió a su compañero de cordada, Pierre Béghin, que se precipitó al abismo tras la rotura de un anclaje. "Desde entonces, estuve diez años madurando lo sucedido porque Pierre fue quien me dio a conocer el Himalaya. Era quien más experiencia tenía y quien debía haber sobrevivido", recordaba Lafaille. Su ansia de superación le llevó a desafiar el Annapurna en 2002, acompañado por Iñurrategui, y a efectuar ascensiones impecables al Nanga Parbat, el Broad Peak o la invernal en solitario al Shisha Pangma. "Cuando se ama la montaña, se acepta que sea la maestra de las reglas", escribió Lafaille antes de caer de por vida prisionero del Makalu.
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