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Reportaje:PERFILES

Dos mujeres compiten por el 'trono' de Chirac

Dentro de poco más de un año los franceses elegirán al sucesor de Jacques Chirac en la presidencia de la República, y, por primera vez, la posibilidad de que sea una mujer no se descarta. Toda una novedad en el país donde menos ha prosperado la paridad, al menos en la política. Pero las cosas están cambiando. Pesos pesados del Partido Socialista (PS) deben estar lamentando a estas horas los comentarios con que recibieron el anuncio de Ségolène Royal de que se presentaba como candidata a la carrera presidencial.

Los exabruptos como "¿Quien cuidará de los niños?", "¿Ya se lo ha preguntado a su marido?" o "Esto no es un concurso de belleza" tuvieron justo el efecto de provocar una ola de empatía y de simpatía. Royal no es precisamente una recién llegada a la política -fue consejera de Mitterrand en 1982 y tres veces ministra- ni debe su carrera o sus cargos al hecho de que su compañero sentimental, François Hollande, sea el primer secretario del PS. En 2004 se hizo con la presidencia de la región de Poitu-Charentes, feudo del entonces primer ministro conservador Jean Pierre Raffarin.

Ségolène Royal es en estos momentos una de las figuras políticas más populares de Francia; encabeza los sondeos en el campo de la izquierda
Si la lucha sin cuartel que De Villepin y Sarkozy mantienen por colocarse como delfines de Chirac los deja exhaustos, la derecha cuenta con Alliot-Marie

Pugnas y sondeos

Royal es en estos momentos una de las figuras políticas más populares de Francia; encabeza los sondeos en el campo de la izquierda y compite holgadamente contra los candidatos de la derecha: el primer ministro, Dominique de Villepin, y el titular de Interior y presidente del partido gubernamental, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), Nicolas Sarkozy. Pero si la lucha sin cuartel que ambos mantienen por colocarse como delfines de Chirac los deja exhaustos, la derecha cuenta con una buena candidata: la ministra de Defensa, Michèle Alliot-Marie.

Gaullista de corazón, chiraquista fiel, Alliot-Marie fue presidenta del partido cuando se llamaba Reagrupamiento por la República (RPR). Mujer de fuertes convicciones republicanas -le gusta que la llamen le ministre, con el artículo masculino-, no le tembló el pulso cuando a principios de diciembre pasado ordenó el arresto e inculpación del general Henry Poncet, acusado de ocultar un asesinato e incluso de haberlo ordenado siendo jefe de las fuerzas de interposición Licorne en Costa de Marfil.

Pese a no exhibir sus ambiciones presidenciales, Alliot-Marie no ha descartado presentarse como candidata. Hace tan sólo dos semanas lanzó una andanada en profundidad contra las ansias rupturistas de Sarkozy. La revisión de las instituciones, dijo, "no es más que una serpiente de mar". ¿Será candidata?, le preguntaron. "Cuando me maquillo no es ésta mi preocupación", contestó parafraseando a Sarkozy, en la que el maquillaje era sustituido por el afeitado.

Si físicamente son dos tipos muy distintos de mujer, ambas parecen encarnar una misma fortaleza, aunque se encuentren en lugares muy distintos. Alliot-Marie, en el Ministerio de Defensa, acostumbra a vestir muy sobriamente, siempre con chaqueta y pantalón oscuro y camisa blanca. Royal, en su feudo de la Charente, prefiere la falda más tradicional, ofreciendo una imagen más maternal, aunque no exenta de gran fortaleza.

Estas dos mujeres tienen varias cosas en común: son abogadas y han sido elegidas para un cargo público en las urnas. Royal, hija de militar, nació en Dakar (Senegal) en 1953 y es presidente de la región de Poitu-Charentes; la titular de Defensa nació en 1946 en Villeneuve le Roi, cerca de París, y es alcaldesa de San Juan de Luz desde 1992. Además, ambas viven en pareja. Ségolène tiene tres hijos con Hollande, con quien convive desde hace más de tres décadas; la pareja de Alliot-Marie es el diputado de la UMP Patrick Ollier.

No hay rumores destacables sobre la vida privada de la ministra, cuya fuerte personalidad ensombrece la del diputado Ollier. Sobre la pareja Hollande-Royal, sí que han empezado a surgir todo tipo de rumores en el sentido de que su relación podría estar resintiéndose de las presiones de la curiosa situación que les lleva a competir directamente por el mismo objetivo: la presidencia de la República. Porque Hollande no ha renunciado en ningún momento a ser candidato, como de hecho le correspondería por su condición de líder del PS.

Fuentes confidenciales han señalado que a Hollande no le gustó que su mujer apareciera con sus hijos en la entrevista con Paris Match, en la que anunció su intención de competir por la presidencia. También aseguran que hace unas semanas intentó evitar que viajara a Chile para apoyar a la entonces candidata a la Presidencia chilena, Michelle Bachelet, para que estuviera presente en la conmemoración del 10º aniversario de la muerte de Mitterrand, que reunió en Jarnac, su ciudad natal, a todos los pesos pesados socialistas. Otros analistas, sin embargo, insisten en que ambos siguen una estrategia común, que podría bien desembocar en beneficio de la candidatura de uno u otro.

Ambas dan todos los pasos para estar presentes cuando a finales de año se acaben de perfilar las candidaturas a las presidenciales de abril de 2007. Alliot-Marie, por ejemplo, ha publicado La Chêne qu'on relève, donde expone sus puntos de vista políticos y sociales. Sobre Royal han aparecido varias biografías más o menos autorizadas.

Ambas, también, se defienden de los ataques machistas. "Cuando me presenté candidata a la alcaldía de San Juan de Luz me dijeron que una mujer nunca sería elegida; oí lo mismo cuando me presenté a la presidencia de la RPR...", dijo la semana pasada la ministra de Defensa, que calificó a Royal de "una candidata muy interesante". Pero si ambas fallan y otro hombre se instala en el Elíseo, los mentideros ya apuntan a Mazarine, la hija secreta de Mitterrand, para tener una mujer presidenta de la República.

Ségolène Royal, candidata socialista a las presidenciales francesas y Michèle Alliot-Marie, ministra de Defensa y posible candidata de la derecha.
Ségolène Royal, candidata socialista a las presidenciales francesas y Michèle Alliot-Marie, ministra de Defensa y posible candidata de la derecha.REUTERS / D. M.

Una ley de paridad que no se cumple

EN FRANCIA, las mujeres no tuvieron derecho a voto e igualdad de derechos civiles hasta 1944. La izquierda era especialmente reacia a ello. Las mujeres, decían socialistas y comunistas, están demasiado influenciadas por los curas, que las convencerán para que voten por la derecha. Sólo el cataclismo social que supuso la ocupación nazi y la guerra hizo saltar este prejuicio.La presencia de mujeres en el Gobierno no llegó hasta 1974, cuando, con Valéry Giscard d'Estaign, Simone Veil se hace cargo de la cartera de Sanidad y Seguridad Social, que ocupa durante cinco años. Por aquella brecha se cuelan algunas más. El socialista François Mitterrand, en la década de 1980, da entrada a más mujeres, siempre en clara minoría, pese a que en 1981 se vota la primera ley sobre la paridad. Sólo Édith Cresson ha conseguido llegar a primer ministro, aunque su mandato duró sólo 10 meses.

Tiene que cambiar el siglo para que la cuestión de la paridad se plantee en serio. Son los socialistas, cuando vuelven al poder con Lionel Jospin cohabitando con el presidente Chirac, quienes aprueban una ley en 2000 que fijaba la cuota del 50% en las listas electorales de los partidos. En aquel momento, la presencia de mujeres en la Asamblea Nacional no llegaba ni al 10%. Un lustro y varias citas electorales más tarde, la cuota no se ha cumplido. Actualmente hay un 21% de mujeres en la Asamblea Nacional y una proporción más reducida en el Senado. El propio PS ha tenido que pagar una multa por no haberla cumplido en sus propias listas. Sin embargo, la proporción de mujeres en puestos electos ha subido hasta el 34% en los consejos municipales y el 48% en los consejos regionales.

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