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Columna
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Divinas viñetas

Con Muhammad, la paz sea con él, hemos dado. Grave tropiezo, tratándose del depositario de las revelaciones de Dios, las que memorizó y trasmitió, siendo recopiladas, fielmente, en Al Quran.

En mi libro sagrado, Guía y camino de concordia, Álvaro Machordom destaca que uno de los pilares de la sociedad islámica es la libertad de pensamiento, palabra y obra "ya que en muchas aleyas se constata que, incluso en materia de religión, hay libertad (y) nunca se pueden usar medios coercitivos para imponer criterios".

¿No son coercitivas las metralletas de esos individuos atacados de santa indignación por las viñetas de Mahoma publicadas en algunos medios europeos? ¿No amedranta la llamada a la guerra santa traducida en amenazas, boicots, retirada de embajadores?

La Europa laica se defiende como puede, pero conviene recordar que, en este inacabable tránsito desde la Edad Media hacia la libertad de expresión, ni siquiera estamos cerca de la meta, porque también nuestros fundamentalismos se ocupan de interponer obstáculos. Acaban de volatilizar un consolador en la Exposición del Ninot, y he aquí, resumiendo, el catálogo de censuras compilado por Ferran Bono: La Generalitat fulminó un cartel del Observatori donde se identificaban los brazos de un Cristo en la cruz; En Xátiva y Bocairent el actor Xavi Castillo no pudo parodiar al anterior Papa por orden del señor alcalde. Un consejero de ¡Cultura! impidió que se repartieran las camisetas de cierta obra premiada ¡porque llevaban la hoz y el martillo! Su sucesor prohibió que el Espai d'Art de Castellón exhibiera una reflexión sobre la violencia, mucho menos violenta que algunas películas de la tele. Proyecciones como las de Yo te saludo, María y La religiosa en la Mostra desataron las iras de la Curia ¡y de la Cámara de Comercio! Mientras hace nada, La Portentosa vida del Pare Vicent continuaba escandalizando al Ayuntamiento de Valencia, que también censuró a Tere Arcos una exposición de fotos de desnudos.

O sea que: todos los Profetas y Sumos (o ínfimos) sacerdotes tienden a decirnos qué hemos de hacer, pensar, decir, sentir o dibujar.

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