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LAS CARICATURAS DE LA DISCORDIA

Los islamistas de Marruecos piden el boicoteo de los productos daneses

"¡Boicoteo a los productos daneses!". "¡Sacrifiquemos nuestra alma por el profeta!". Coreando estos eslóganes y repitiendo versículos del Corán, unos 3.500 islamistas marroquíes se concentraron ayer ante la sede del Parlamento en Rabat para protestar por la publicación de las caricaturas de Mahoma en el diario danés Jyllands-Posten y en otros periódicos europeos.

La concentración fue convocada por Justicia y Caridad, la gran organización islamista ilegal, aunque tolerada, y el Movimiento para la Unidad y la Reforma, columna vertebral del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), la principal fuerza de la oposición parlamentaria.

Hace tan sólo unos días las dos corrientes islamistas se pelearon a través de su prensa. La legal reprochaba a Justicia y Caridad, que dirige el jeque Abdesalam Yassin, haber colocado en su página web los sueños premonitorios de algunos de sus militantes que preveían una explosión social en Marruecos, este año. Esas predicciones son "peligrosas para la estabilidad" del país, denunciaban los islamistas legales.

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La "ofensa" hecha a Mahoma ha incitado a cerrar filas a las dos tendencias islamistas y a convocar juntas la concentración de ayer aunque, para no asustar demasiado, apenas movilizaron esta vez a sus seguidores. Ninguna autoridad comentó en Marruecos la publicación de las caricaturas hasta que, el martes, At Tayid, el rotativo afín al PJD, lanzó una filípica a los responsables por guardar silencio.

Condena de los ulemas

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El Consejo Superior de los Ulemas (dignatarios religiosos), que nombra y preside el rey Mohamed VI, reaccionó entonces con diligencia mediante un comunicado en el que condena los dibujos satíricos. Cuarenta y ocho horas después fue el Consejo de Ministros el que hizo el mismo pronunciamiento: "Estas caricaturas dañan al profeta y constituyen una provocación que ofende los sentimientos de los musulmanes".

El ministro de Comunicación, Nabil Benabdalá, dio a continuación un paso más y prohibió la entrada en Marruecos del diario parisiense France Soir que reproducía una caricatura. Justificó la censura en un comunicado en el que anuncia que correrán la misma suerte los demás diarios extranjeros que también publiquen esos dibujos satíricos.

Casi al mismo tiempo, los subordinados de Benabdalá vetaban la distribución del diario El Mundo en Marruecos y lo justificaban en una carta enviada a su director. El Ministerio de Comunicación recordaba que Alí Lmrabet, el periodista marroquí que escribía un artículo en el número censurado, no estaba acreditado en Marruecos y que además una sentencia le inhabilita para el ejercicio de su profesión durante 10 años.

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