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EL DESAFÍO IRANÍ

El guardián de la ortodoxia atómica

La creciente amenaza nuclear pone en evidencia los límites del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), creado en plena guerra fría como garante del uso pacífico de la energía nuclear. "Hemos progresado en muchos frentes, pero probablemente hemos dado marcha atrás en otros", dijo el director general del OIEA, Mohamed el Baradei, al ser elegido el año pasado premio Nobel de la Paz.

No se refirió entonces sólo a la crisis de Irán o de Corea del Norte, sino también a la amenaza del terrorismo, a la diseminación incontrolada de material apto para fines militares y a la actitud de las potencias nucleares, que no contribuyen al desarme como estipula el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP).

Actualmente, 139 países son miembros del OIEA, fundado en 1957 para impulsar el desarme atómico y organizar la cooperación mundial en este campo, de forma que todos los países tuvieran acceso a la tecnología nuclear, bien para la generación de energía o para la aplicación en medicina, agricultura y otros ámbitos civiles.

La sede, en Viena, cuenta con más de 2.000 empleados. Los representantes de todos los países miembros se reúnen una vez al año en una conferencia general para aprobar programas y presupuestos y la formación anual de la Junta de Gobernadores, integrada por 35 países.

La labor del OIEA se basa en tres pilares: tiene que procurar mecanismos de seguridad y protección para las instalaciones y materiales radiactivos, impulsar el desarrollo científico y tecnológico y efectuar controles mediante sus equipos de salvaguarda.

El control es posible gracias al TNP, vigente desde 1970. Para facilitar las inspecciones, existe el Acuerdo de Salvaguardas. En 1997 se creó el Protocolo Adicional, que obliga a los signatarios a permitir las inspecciones sin aviso.

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El TNP es el fundamento, pero al mismo tiempo el talón de aquiles, del OIEA. Con la ratificación, la mayoría de los firmantes -que son los que no poseen armas nucleares- renuncian a fabricar la bomba atómica y, a cambio, las potencias atómicas, EE UU, Rusia, China, Reino Unido y Francia, se comprometen a reducir su arsenal nuclear y a brindar cooperación técnica a los demás países.

India, Pakistán e Israel son potencias nucleares, pero no firmaron el TNP y están exentas de la obligación de someterse a los controles. En 1994 Corea del Norte fue el primer país en abandonar el TNP.

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