Tres esquinas del cante

Cádiz, Jerez y Sevilla estuvieron representadas en esta sesión de cante. Muy bien representadas, pues son tres lugares emblemáticos del flamenco, alguno de ellos seguramente cuna de este arte.

Chano Lobato abrió el fuego, después de recibir de manos del jurado el galardón Calle de Alcalá que el festival entrega cada año a un artista cuya carrera haya estado especialmente vinculada a Madrid. Chano empezó cantando -un tanto apagado, ciertamente- por tangos, para seguir por soleares, alegrías, bulerías y milonga, ésta de pie, fuera de micrófono y marcándose el cantaor sus pasitos de baile. Y el panorama fue otro, pues el mismo cantaor lo dijo, que ya estaba más tranquilo. Gracia a raudales, flamencura de la mejor ley, jondura.

Tomasa la Macanita rompió a cantar con una voz insólitamente clara y joven, que no le oíamos hace años. Cantó bien, marcando los tiempos con rigor, también con desenvoltura. Cantó la soleá, como siempre, de manera impecable, con el dramatismo que le es propio a este estilo, una de las columnas vertebrales del cante. Después de unas siguiriyas irrelevantes, terminó por bulerías de manera espectacular, bailándolas al mismo tiempo y haciendo bailar a los palmeros.

Gran triunfo, pues, el de esta mujer que hace tiempo anduvo un poco perdida y ahora parece haber recobrado el ritmo.

Calixto Sánchez estuvo como siempre. Es decir, se excedió a veces en los tercios, que remató con énfasis. Empezó bien por martinetes, luego siguió por Machado y un largo etcétera. Es cantaor que gusta a las audiencias, por su potencia y su forma de cantar alargando los tercios desmedidamente, y conquistó seguramente los más nutridos aplausos de la noche. Brilló en todo lo que hizo, pero especialmente por tientos y tangos estuvo muy bien.

Noche que se completó con el toque de las guitarras, cada una en su estilo pero las tres con calidad. Pepe Habichuela le tocó de bien para arriba a Chano. Juan Diego le hizo a La Macanita un toque muy jerezano, que iba acorde con el cante de ella. Por último, Manolo Franco arrancó en más de una ocasión ovaciones al público.