El último biznieto
William Clay Ford va a cumplir 50 años en plena lucha por no ser el último ejemplar de una de las sagas más conocidas del siglo XX. Hace poco más de un siglo, su bisabuelo construyó en el garaje de una granja de Springfield, en el Estado de Michigan, un artilugio que fue el origen no sólo de una de las multinacionales por excelencia de las últimas décadas, sino de toda una revolución a la americana que ha supuesto importantes cambios sociales e industriales con trascendencia internacional.
Henry Ford no inventó el automóvil, pero sí la manera de fabricarlo en serie junto a una serie de circunstancias de gran calado social. Sus biógrafos le atribuyen la semana laboral de 5 días y 40 horas, retribuciones a los empleados que duplicaban las del resto de la industria, incluso la creación de una clase media, que necesitaba libertad de movimientos para desplazarse, y forzó el desarrollo de unas infraestructuras viarias en Estados Unidos que en 1903, antes de que saliera de la cadena de producción el modelo T, apenas superaban los 200 kilómetros de caminos pavimentados.
Henry Ford, en clara contradicción con sus veleidades antisemitas, fue el pionero también de la incorporación de la mujer, la población negra y todo tipo de minorías étnicas en las plantas que nacieron junto al cuartel general de Dearborn, en la periferia de Detroit, ciudad en la que nació hace casi diez lustros William Clay Ford, que ha celebrado el centenario de la compañía en unos momentos poco propicios para alegrias.
Aunque con una propiedad real mucho menor, los derechos políticos de la familia Ford a la hora de tomar decisiones se elevan al 40% del capital y con el temple de un cinturón negro de taekwondo, acaba de anunciar el recorte de la producción en un 25% y un despido masivo que puede alcanzar hasta 30.000 empleados, la mayor parte de ellos pertenecientes a alguna de las 14 factorías que van a cerrar en América del Norte. Probablemente con menos fortaleza que su bisabuelo, ha hecho frente a la América profunda que se ha movilizado contra sus campañas de publicidad en revistas para homosexuales. Sin embargo, no ha dudado desde el primer momento en poner en práctica su militancia medioambiental y se ha subido al carro de las nuevas tecnologías con la promesa de que en 2010 fabricarán más de 250.000 automóviles híbridos. Para entonces es más que probable que haya abandonado alguno de los segmentos en los que está presentes, como el de los monovolúmenes, puede que haya desaparecido incluso alguna de sus marcas filiales y que haya construido nuevas factorías "de bajo coste."
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