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Columna
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El mejor del mundo

Si hay un portero desequilibrante ése es David Barrufet. Es el mejor del mundo y ayer fue el artífice de la victoria española ante Francia. Con sus paradas, hizo posible que el equipo se fuera en el marcador y después, tras unos minutos de descanso que le dio el seleccionador, Juan Carlos Pastor, salió de nuevo para impedir que los franceses se acercaran peligrosamente, ya en la parte final del partido.

El equipo experimentó una gran mejoría respecto al día de su debut contra Alemania. El ritmo de juego siempre lo marcó España. La defensa en 6-0 fue más sólida que el 5-1 utilizado en el primer partido. Con lo cual hubo menos posibilidades de que el pivote francés recibiera balones. Además, la forma de defender de nuestros segundos defensas obligó a que los laterales optaran por ir siempre hacia el centro, con lo que invalidaron a un jugador del calibre de Karabatic, que incluso llegó a cometer pasos dos veces. ¡Sus propios compañeros le estaban comiendo el espacio que necesitaba para demostrar su calidad!

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El ataque español fue siempre superior a todas las defensas que utilizó Francia. Fue muy destacable el lanzamiento de Iker Romero, la inteligencia de Mariano Ortega y la labor oscura de Rolando Uríos. El cubano logra que al menos un jugador esté siempre pendiente de él. Y no deja escapar ninguna ocasión de marcar gol o de provocar penaltis.

Creo, sin embargo, que ayer la mayor sorpresa que se llevó Francia fue la presencia de Ortega. No había jugado el primer día y Claude Onesta ni siquiera debió pensar en él. En cambio, fue un excelente jugador de equipo. Siempre lo hizo bien, tanto cuando jugó para el central, como cuando buscó a los extremos. Para mí, tácticamente es el mejor jugador de la selección. También me parece encomiable la respuesta que Albert Rocas está dando a la confianza que le demostró Pastor al llevarle como extremo derecho específico, sin sustituto. Ayer obtuvo una efectividad del cien por cien (7 goles de 7 intentos). Y eso con sólo 20 años me parece extraordinario.

Francia me defraudó. Tiene una plantilla de similar calidad a la española, pero ayer, Onesta, su técnico, no había preparado bien el partido. Heiner Brand, seleccionador de Alemania, había estudiado muy bien a España y por eso su equipo marcó siempre el ritmo del partido. Onesta, no. No tenía las ideas claras y su equipo lo pagó. Al contrario que Pastor, que planteó un partido sin fisuras y consiguió que España entre en la segunda fase con tres puntos. Con los rivales que nos quedan, creo que estamos ya en semifinales.

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