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El paisajista Steinitz alerta del grave impacto que puede tener el modelo urbanístico valenciano

El prestigioso profesor de Harvard asegura que si no se actúa en poco tiempo, se llegará tarde

El profesor de la Escuela de Arquitectura del Paisaje de la Universidad de Harvard, uno de los máximos referentes en su disciplina, advierte de que si no se toman medidas ahora desde la Administración, el desarrollo acelerado que vive la Comunidad Valenciana en el aspecto urbanístico "va a ser catastrófico a largo plazo" tanto para la calidad de vida de los valencianos como para la actividad del turismo. El "mal urbanismo", previene tras haber visitado algunas zonas de la Comunidad Valenciana, puede generar, además, muchos problemas sociales, que a la larga derivarán en "más problemas económicos".

"Sin una estructura de paisaje, todo el territorio estará mal planteado"
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Preservación y gestión del paisaje

Carl Steinitz es uno de los máximos referentes de la arquitectura del paisaje. Está marcado con el sello del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) e imparte su autoridad en la Escuela de Arquitectura del Paisaje de la Universidad de Harvard. Es un experto en métodos de planificación del paisaje, análisis y manejo de los recursos visuales, y en ese sentido ha dirigido varios estudios de planificación orientados a paisajes de gran valor bajo presiones de cambio. Esta semana ha recorrido algunas zonas del entorno de Valencia y de sus impresiones ha establecido importantes conclusiones al respecto.

El profesor conceptúa que éste es un momento clave en el tiempo para la Comunidad Valenciana, que ha tenido un crecimiento muy grande en poco tiempo y, desde su punto de vista, va a crecer "muchísimo" en el futuro. Steinitz detecta que la Comunidad Valenciana tiene límites físicos muy claros, como la plana, y atracciones turísticas con un gran potencial económico, lo que la sitúa justo en el límite de dos condicionantes muy diferentes.

Para él, Valencia todavía conserva la sensación de ciudad dentro de un paisaje, pero advierte de que si no se hace nada al respecto "se convertirá en una gran urbe con pequeños espacios desarticulados y degradados". Incluso ha visto ejemplos en algunas zonas del territorio donde ya ha tenido lugar este proceso. "En algunas zonas de la huerta ya ha ocurrido: es una conurbación con pequeños espacios desconectados en el medio", analiza. En ese sentido, ha experimentado que cualquier desplazamiento por el territorio a través de las carreteras produce el efecto de que el espacio urbanizado es mucho más grande. A Steinitz le resulta muy impactante la percepción visual desde las vías de comunicación: "Son lugares muy feos, muy conflictivos, con muchos impactos visuales. Una persona que viene a hacer turismo, al final lo que recuerda es esa percepción, y eso debería cuidarse mucho".

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El paisajista recurre al ejemplo de las tres reglas del barbero para indicar cómo habría que intervenir para corregir estos efectos: "Primero, proteger el cabello que tienes; segundo, tratarlo poco a poco con cuidado y tercero, inventar". Por el contrario, la sensación que ha recibido en la Comunidad Valenciana es que "no se protege y se inventa demasiado". El arquitecto interpreta la Comunidad Valenciana como un lugar que no ha sido rico y que, repente, ha tenido un crecimiento económico importante, y respecto a este método de desarrollo acelerado advierte: "A corto plazo es un dinero muy fácil y rápido, pero va a ser catastrófico a largo plazo, sobre todo en relación con la calidad de vida y a la principal actividad económica, que será el turismo".

No obstante, Steinitz mantiene que la sensación que percibe el viajero cuando llega es mucho peor de lo que realmente está, a causa de que casi todo está mal implantado. Él ve un "potencial extraordinario" en recursos ecológicos y paisajísticos, y sostiene que no hay que pensar que al turismo le atraen sólo los centros históricos, por lo que habría que proteger y explotar el recurso del paisaje. "Metodológicamente es muy fácil de conseguir, pero resulta muy complicado cuando hay una inacción política al respecto", añade y alerta: "Si no construimos una cultura que valore más allá de la propiedad, el crecimiento y la destrucción serán brutales". La actuación más urgente para el profesor de Harvard sería potenciar la concienciación ciudadana por el paisaje, porque de lo contrario "cada vez queda menos y se va a llegar tarde". "La situación es crítica y debemos concienciarnos de que todavía se puede actuar, pero en un período muy corto de tiempo ya no tendremos esa oportunidad". Steinitz apunta que habría que pensar el desarrollo dentro del paisaje y proteger "lo prioritario". En su opinión, habría que realizar un plan defensivo, en el sentido de que no habría que definir lo que se tiene que construir "sino el límite". "Tendría que haber un sistema de espacio abierto de todas las zonas que tienen algún valor ecológico, paisajístico, cultural o visual, que sería la estructura básica de lo que habría que proteger para preservar la identidad. A partir de aquí, se definiría cómo debe desarrollarse el crecimiento urbanístico. Esa estructura no existe y para mí es prioritaria. Si no tenemos esa estructura de paisaje, todo el territorio estará mal planteado", anota, a la vez que insiste en la necesidad de entender el fundamento y la estructura de un paisaje, que pertenece a un conjunto y no como parte separada del territorio.

El paisajista ve muy claro que si en la Comunidad Valenciana no se hace algo al respecto, ello va a tener "una repercusión económica muy grave en el futuro" en la pérdida de los valores paisajísticos. Este proceso ya lo ha observado en otras partes, como en los suburbios de París, en algunos sitios del medio oeste de los Estados Unidos y en lugares que tenían un gran atractivo y un gran poder turístico en los años cincuenta como Acapulco o Cancún, en México. "Un mal urbanismo", razona, "además de problemas para el turismo, puede generar muchos problemas sociales, que a la larga derivan en más problemas económicos: la gente no quiere vivir en sitios feos".

El profesor de la Escuela del Paisaje de la Universidad de Harvard, Carl Steinitz, en Valencia.
El profesor de la Escuela del Paisaje de la Universidad de Harvard, Carl Steinitz, en Valencia.JESÚS CÍSCAR

Paradojas entre el centro y la periferia

Carl Steinitz considera como paisaje urbano cualquier espacio público por el que no tenga que entrar por una puerta. En ese sentido, conceptúa que el centro de Valencia tiene una calidad extraordinaria, aunque su impresión al respecto se deteriora a medida que se acerca a los bordes de la ciudad. "Me sorprende que donde más gente vive, que es en esa periferia, menos dinero se invierte en el paisaje urbano; y por el contrario, en el centro de la ciudad, que es donde la gente no vive, sino que va a tomar copas y donde están las tiendas, es donde más cuidado está", se extraña. El profesor valora el "paisaje privado" de Valencia como de "alta calidad" y sin embargo cree que el público no está a su altura, "aunque con algunas excepciones". A Steinitz le han gustado mucho las plazas de Valencia, "que en sí mismas son extraordinarias", pero piensa que su número es demasiado reducido frente a la escala de la ciudad. "No debería haber diez, sino cien espacios de esa calidad", diagnostica. Lo que necesita Valencia para mejorar es, desde su punto de vista, conectar esas plazas a través de un sistema de espacio verde en el que el peatón se sienta cómodo.

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