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Hacedme caso, soy un político

El mundo de la política empieza a asomaren los programas de telerrealidad

"Por favor, quédate en la casa del Gran Hermano para que no hagas daño afuera. En realidad da igual, pues nunca vas a trabajar". Esta es sólo una muestra de la furia que embarga a los residentes de Bethnal Green and Bow, un suburbio londinense. Su parlamentario, George Galloway, abandonó sus labores legislativas para participar en Gran Hermano a principios de enero. Fue expulsado de la casa el 25 de enero tras obtener el 65% de los votos, un récord para los reality shows.

Galloway llevaba varios meses coqueteando con la posibilidad de participar en un concurso de telerrealidad. En octubre pasado le invitaron a participar en el programa Soy famoso, sacadme de aquí, en el que los concursantes debían sobrevivir en la jungla australiana durante 16 días superando pruebas como comer testículos de canguro -ese programa, a la postre, fue ganado por Carol Thatcher, hija de la ex primer ministra británica Margaret Thatcher-. El verano pasado, le invitaron a participar en Celebrity Fit Club, un programa en el que un grupo de obesos son sometidos a un tratamiento para transformar "a un gordito famoso en un bello cisne".

Galloway explicó a sus electores las razones por las que accedió a formar parte de Gran Hermano: "Tendré la mayor audiencia de mi carrera y lo aprovecharé para hablar sobre el racismo, la guerra en Irak y la pobreza". Aunque habló sobre temas políticos en la casa del concurso, para los realizadores del programa era más interesante mostrarlo imitando a un gato en cuatro patas o vestido de Drácula que discutiendo sobre el futuro del Estado de bienestar.

Galloway no es el único político en recurrir a este género televisivo para difundir su mensaje. El primer ministro tailandés, Thaksin Shinawatra, lo ha hecho ya en dos ocasiones. Su familia es dueña de un imperio de telecomunicaciones, lo que facilitó el lanzamiento del reality show rural, Tras bambalinas, con el primer ministro. Durante cinco días, entre el 16 y 20 de enero de este año, los tailandeses pudieron sintonizar las 24 horas del día la estancia de su mandatario en una comunidad rural de Isaan, la región más pobre del país. En enero de 2004 el virus de la gripe aviar amenazaba Tailandia. Thaksin presidió un banquete televisado en el que, junto a los miembros de su gabinete, comieron pollo para demostrar a los ciudadanos que no había peligro.

El primer político en participar en un concurso de telerrealidad fue el ex líder del grupo verde en el Congreso mexicano, Jorge Kahwagi. Boxeador de profesión y sin experiencia política previa, su nombramiento en 2003 como líder de la cuarta fuerza política de su país produjo estupor, al igual que su incursión televisiva un año después.

Kahwagi cobró su dieta legislativa durante los 50 días en los que permaneció en la casa de Gran Hermano (unos 9.000 euros), lo que produjo indignación social, que recogió el diario estadounidense Wall Street Journal en un editorial de julio de 2004: "Los legisladores en México se reúnen durante 21 semanas al año, y sólo dos días por semana, y a pesar de que tienen una ligera carga de trabajo, ganan de media más de 146.000 dólares al año". Kahwagi fue cesado como parlamentario dos semanas después de su expulsión del concurso.

Stephen Coleman, catedrático en Comunicación Política de la Universidad de Leeds y estudioso del impacto de los reality shows en la política, afirma que estos foros son tentadores para los políticos y que cada vez habrá más concursando: "El telespectador medio de Gran Hermano es joven y con poco interés en política; los partidos ansían que su mensaje llegue a este segmento de la población".

El parlamentario británico George Galloway, el día de su expulsión de <i>Gran Hermano.</i>
El parlamentario británico George Galloway, el día de su expulsión de Gran Hermano.REUTERS
Carol Thatcher celebra su título de <i>reina de la jungla.</i>
Carol Thatcher celebra su título de reina de la jungla.ASSOCIATED PRESS
El primer ministro tailandés, al inicio de su <i>reality show</i> rural en Isaan.
El primer ministro tailandés, al inicio de su reality show rural en Isaan.REUTERS

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