Woody es el elegido
López Caro, técnico del Madrid, espera que la recuperación del central complete su sistema
Juan Ramón López Caro sueña con el regreso de un hombre capaz de dominar el juego aéreo como ninguno, ir al corte con más agresividad que nadie, colocarse rápido como sólo lo hacen los elegidos y desplazar la pelota con la seguridad de un predestinado con buen pie. El entrenador del Madrid cruza los dedos y ruega por la salud de un jugador real, que de tantas ausencias como acumula, parece obra de la fantasía de un agente FIFA. Este no es el caso. Al menos nominalmente, Jonathan Woodgate pertenece a la plantilla del Madrid.
El nombre del central inglés figuró siempre en las letanías de la directiva madridista, muy inquieta ante el riesgo de haber tirado a la basura una inversión de unos 40 millones de euros en concepto de sueldo y traspaso. Por fin, hoy las plegarias han sido atendidas. Woody, como le llaman en el vestuario, está listo para jugar mañana en Balaídos. Su técnico, López Caro, espera que con él se cierre el círculo de su sistema defensivo y se solucione así el problema histórico de la permeabilidad de la defensa.
Los técnicos del Madrid creen que el equipo necesita especialistas, más que jugadores polivalentes. Puestos a seleccionarlos, observan a Woodgate como el central más perfecto de la plantilla. Un hombre al que, por sus características, ven capaz de sostener el sistema defensivo que quiere implantar el nuevo entrenador. López Caro considera que el juego de su equipo tiene un margen muy amplio de mejora siempre que sus jugadores consigan recuperar el balón en campo contrario, sin esperar atrás. Para ello, Gravesen ha sido elegido como pivote. Según fuentes del club, en el banquillo están seguros de que el danés sabe leer el juego y posee el despliegue necesario para acudir presto a "morder" en todo el centro del campo. No es necesario para esto tener la pierna de Beckenbauer. Lo que sí es imprescindible es disponer de dos centrales capaces de achicar los espacios, jugar al límite y corregir rápido si es preciso. Woodgate y Sergio Ramos son los señalados para esta labor en la alineación ideal. Helguera, al parecer, es considerado como un meritorio.
Para que esta idea se materialice es preciso que Woodgate deje de ser un central utópico. La recuperación del inglés, lesionado hace dos meses y medio, es el último eslabón de una carrera entrecortada por los infortunios físicos. Jugador de aparición prematura, fue considerado el mejor defensa de Inglaterra antes de iniciar su tragedia particular en 2001. Los técnicos que le han visto en acción, con el Leeds, el Newcastle, o en los entrenamientos del Madrid, aprecian en él unas condiciones difíciles de reunir. Por lo que ve a diario, López Caro duda de que exista otro central como Woodgate en Europa. Sin embargo, hay una estadística que pesa en las decisiones del técnico y en las del propio jugador: a lo largo de su carrera, Woodgate ha jugado 64 partidos de Liga y se ha perdido 99. El curso pasado no disputó ningún encuentro oficial. Esta temporada lleva cinco partidos de Liga en 20 jornadas.
El año pasado, con Samuel en el eje de la defensa, el Madrid recuperó a un marcador puro capaz de sellar su portería: 15 goles en contra en la jornada 20ª. Hoy, con 22 goles en contra, el equipo ha vuelto a la media de la última década. Pero puede que todo se solucione pronto. Acaso el bálsamo esté en nómina. Ha nacido hace 26 años en Middlesbrough, suele ir tocado con una gorra con una calavera bordada, mide 1,88 y le dicen Woody.
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