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Columna
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Un arma para volver a la cima

El verdadero coche a batir en el próximo Mundial de F-1 es Ferrari. En el pasado la escudería italiana lo pasó fatal. Tanto, que, mediada la temporada, se apercibió de que no iba a poder luchar por el título y puso manos a la obra con vistas a ésta. De manera que llevan un año y medio trabajando en el nuevo Ferrari, el 248F1. Seguramente fueron los primeros en estudiar el nuevo chasis. Se dieron cuenta de que no habían trabajado bien porque el coche de 2004 era más rápido que el de 2005.

El año pasado, Ferrari cometió básicamente dos errores: el coche no era bueno aerodinámicamente y estrenó el F2005 de manera precipitada, probablemente forzada por la presión a la que fue sometida por los patrocinadores. Esta vez vamos a ver una escudería muy motivada por la bofetada que supuso aquel fiasco.

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El nuevo coche es mucho más compacto, más pequeño, más estilizado. Lo más interesante de lo visto hasta ahora es su sistema de refrigeración, más pequeño. El motor tendrá seguramente unos 200 caballos menos y la carrocería presenta un alerón delantero muy al estilo de los McLaren. Se observa una colocación muy particular de los retrovisores, situados en los pontones laterales. Se debe posiblemente a que, a veces, los retrovisores en su posición convencional crean turbulencias que afectan al habitáculo del piloto y llegan a molestarlo. Además, en la nueva posición mejoran la visión del piloto. Se trata de una buena solución que no me extrañaría en absoluto que fuera adoptada pronto por otras escuderías.

En cuanto a la mecánica se refiere, el nuevo coche no presenta grandes novedades. La mayoría de sus elementos siguen la evolución del bólido del año pasado. De todas formas, lo que se ha podido ver y lo que se ha publicado en la prensa es una careta. El nuevo paquete aerodinámico no podrá ser apreciado realmente hasta que se celebren los últimos entrenamientos previos al primer gran premio, el de Bahrein. Todas las escuderías se reservan los cartuchos para el último instante.

Otro aspecto que va a variar de manera ostensible es el de los neumáticos. Una de las principales razones que no le permitieron ser competitiva a Ferrari es que le resultó imposible compensar la desventaja que supuso la incapacidad de Bridgestone para adaptarse a la reglamentación. Los neumáticos debían ser duros para resistir toda la carrera. Michelin le ganó por la mano a Bridgestone. Con el nuevo reglamento, este problema desaparece. Se permite de nuevo cambiar los neumáticos durante la carrera, tal como vimos desde 2000 hasta 2004, justamente cuando la superioridad de Bridgestone fue incuestionable. Además, esta temporada, Bridgestone va a suministrar a otras escuderías competitivas, como Williams, Toyota y Midland, y eso va a favorecer el desarrollo de las gomas. Ferrari ha efectuado un gran trabajo en las suspensiones de sus coches para adaptarse lo mejor posible a los neumáticos Bridgestone.

Vamos a ver una escudería Ferrari con su gente muy motivada por el fiasco de la pasada temporada. Y Schumacher está en plena forma. Es un tipo que trabaja un montón de horas cada día en el gimnasio y que ahora declara que, como tiene 37 años, todavía va a esforzarse más en ese aspecto. Tiene ganas de retirarse siendo campeón, de irse con la cara bien alta.

Todavía es difícil hacer comparaciones. Ahora todas las escuderías van a echar el resto intentando rodar el mayor número de kilómetros posibles sin tener ningún percance. No debe olvidarse que los motores deben seguir teniendo vida para dos grandes premios y que la fiabilidad fue uno de los factores clave para ganar el campeonato en 2005.

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