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Reportaje:

El legado del 'maestro' Greenspan

El presidente de la Reserva Federal deja su cargo tras 18 años volcado en el control de la inflación

La era Greenspan toca a su fin. El presidente de la Reserva Federal (Fed) dirigirá el 31 de enero, después de 18 años y medio, su última reunión al frente del comité de política monetaria del banco central estadounidense, la institución financiera más poderosa del mundo. El control de la inflación y el empleo han guiado su política. Han sido casi dos décadas durante las que Alan Greenspan ha tenido que convivir con cuatro inquilinos en la Casa Blanca (Ronald Reagan, George Bush padre, Bill Clinton y George Bush hijo), lidiar con dos recesiones y sacar partido al mayor periodo de expansión económica en la historia de EE UU.

Greenspan siente el peligro en su estómago antes que en la cabeza. Pero, ante todo, el presidente saliente de la Reserva Federal es una persona fría y racional. Su lenguaje oscuro y cauteloso, difícil de entender incluso para los más expertos, ha planteado importantes quebraderos de cabeza en los mercados. Hans Tietmeyer, ex presidente del Bundesbank, uno de los grandes nombres en el mundo de las finanzas en los años noventa, califica de extraordinaria su actuación al frente de la Fed: "No es sólo una leyenda; también es un oráculo". Tietmeyer también precisa que el presidente de la Fed gozó de un importante margen de maniobra ante situaciones de estrés, gracias al alto grado de flexibilidad de la economía estadounidense.

"No es sólo una leyenda; también es un oráculo", dice Hans Tietmeyer
Su manejo de la crisis del año 1990 fue clave para ganarse el respeto del mundo económico
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El lado oscuro de un economista

Greenspan combina en su persona las funciones de economista, empresario, inversor, psiquiatra y político. Y aunque se considera pronto para sacar conclusiones definitivas de su legado, los profesores Alan Blinder y Ricardo Reis, de la Universidad de Princeton, le consideran el mejor presidente de un banco central de la historia. Todo el mundo le escuchaba. Muchos dicen, incluso, que es el Albert Einstein de la política monetaria, por ser el precursor de nuevas teorías económicas en este ámbito relacionadas con la productividad. Bob Woodward, autor de Maestro, añade en la biografía de Greenspan que el gurú de la Fed fue una persona exquisita a la hora de orquestar todos los instrumentos políticos y económicos para hacer frente a las crisis.

Su mandato podría dividirse en cuatro periodos. El primero incluye sus cuatro primeros años al frente de la Fed, entre 1987 y 1991. A dos meses de suceder a Paul Volcker en agosto de 1987, Alan Greenspan tuvo que evitar que la crisis bursátil arrastrara el conjunto de la economía. Sus declaraciones ayudaron a calmar los mercados. Pero la Guerra del Golfo, en agosto de 1990, y el incremento del precio del petróleo complicaron las cosas, y EE UU acabó entrando en la que sería la primera recesión con la que le tocó lidiar. Su manejo de la crisis fue clave para consolidarse y ganarse el respeto en todo el mundo económico.

Entre 1992 y 1996, el periodo es de transición. Superada la crisis, la política de la Fed se concentró en rebajar la inflación y reducir progresivamente los tipos de interés para apoyar el crecimiento. Su principal preocupación fue combatir la alta tasa de paro. La recuperación continuó durante 1993 y volvieron a subir los precios, y los tipos. Greenspan empezó a introducir más transparencia en la política de la Fed con vistas a los mercados.

Entre 1997 y 2000 llega el boom. Fueron los años del auge económico en Wall Street por la euforia de los valores tecnológicos. Creció la productividad, los sueldos, la demanda y los ingresos de las compañías y, con ellos, la Bolsa. La Fed optó por adoptar una política monetaria con pocos cambios en los tipos, salvo por tres recortes en otoño de 1998 por la crisis rusa, que después corrigió en la segunda mitad de 1999 y en agosto de 2000. La Fed mantuvo intacto los tipos en el 6,5% a pesar de la caída en el crecimiento a final de ese año.

El último periodo del mandato de Alan Greenspan, entre 2001 y 2005, se caracteriza por la crisis y posterior expansión.

La economía estadounidense se tambaleó durante 2001. Los consumidores se mostraron más cautos en el gasto, y las corporaciones recortaron sus inversiones. Los ataques suicidas del 11-S precipitaron las crisis y obligaron a la Fed a llevar los tipos de interés hasta el 1%, su nivel más bajo en 46 años. Era la segunda recesión que vivió Greenspan. La relajación en la política monetaria tiró del crecimiento a lo largo de 2002 y 2003, pero no fue hasta el verano de 2004 cuando la Fed decidió subir de nuevo los tipos que, tras 13 asecensos consecutivos, se sitúan en el 4,25%.

En este último periodo, la mayor economía del mundo ha gozado de una sólida tasa de crecimiento del 3,1% de media y un nivel de inflación subyacente bajo control, que se mueve en el entorno del 2%, frente al 3,7% que se encontró Greenspan en 1987.

¿Qué situación económica deja Greenspan a su país? Los expertos aún están en proceso de juzgarlo, pero sí están de acuerdo en que la tarea de su sucesor, Ben Bernanke, no será fácil. En opinión de Stephen Roach, economista jefe en Morgan Stanley, la valoración puede ser más o menos positiva en función del grado de intensidad con el que se analice el estado de la economía. "En la superficie, el crecimiento es sólido y la inflación y el desempleo están bajos; pero cuando se mira más allá, hay problemas muy serios", remacha.

SCIAMMARELLA
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