La política de cohesión
La incorporación de España y Portugal a la CE en 1986, hace justamente 20 años, avivó el debate, y el problema, de las desigualdades regionales comunitarias produciéndose entonces un considerable reforzamiento de la política regional e iniciándose así la Política de Cohesión comunitaria. Desde su creación, en 1958, la UE ha venido financiando sus políticas por medio de grandes fondos. En el inicio se creó el Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola (FEOGA) y, en 1969, el Fondo Social Europeo (FSE). En 1975 se creó el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y en 1993 se creó el Fondo de Cohesión. El Instrumento Financiero de Orientación Pesquera (IFOP) pasó a ser un nuevo fondo estructural en 2000.
España ha sido el país comunitario que más se ha beneficiado de las ayudas estructurales y de cohesión
La financiación asignada a los fondos ha coincidido siempre con la formulación de las perspectivas financieras de la Unión para periodos plurianuales cada vez más prolongados. Así, el llamado Primer Paquete Delors (o Delors I), para 1989-1993, el Segundo Paquete Delors (Delors II), para 1994-1999, la Agenda 2000, para 2000-2006, y las recién aprobadas Perspectivas Financieras para 2007-2013.
A diferencia del FEOGA-Garantía, que tradicionalmente ha servido para garantizar precios y rentas agrícolas, más que para favorecer una transformación estructural de la agricultura europea, el FEDER, FSE y Fondo de Cohesión, además del FEOGA-Orientación, han servido para propiciar el cambio estructural de los territorios desfavorecidos de la Unión. La financiación de estos fondos no se otorga para producir (cereales o leche, por ejemplo), sino para crecer (infraestructuras, capital humano, capital productivo) y, por tanto, a mayor crecimiento menos ayudas.
Por esta razón, las ayudas de estos fondos se han conocido también como ayudas estructurales y sobre ellas se ha organizado ya desde hace años la Política de Cohesión de la Unión Europea. A menudo, se confunde el Fondo de Cohesión con la Política de Cohesión, cuando ésta descansa sobre todos los fondos estructurales, especialmente el FEDER, más que sobre el Fondo de Cohesión propiamente dicho, excluyendo por tanto al FEOGA-Garantía.
Las nuevas perspectivas, y prioridades, para 2007-2013, unidas a la realidad de una UE ampliada han llevado a reformular la Política de Cohesión reduciendo a tres el número de fondos estructurales (el FEDER, el FSE y el Fondo de Cohesión) y redefiniendo los anteriores objetivos 1, 2 y 3 como Convergencia económica, Competitividad y empleo y Cooperación territorial.
España ha sido el país comunitario que más se ha beneficiado en términos absolutos de las ayudas estructurales y de cohesión, habiendo recibido a través de estos fondos, entre 1989 y 2006, excluyendo las ayudas de garantía agrícola, más de 100.000 millones de euros a precios de 1999. Estos recursos, tanto por los efectos de demanda debidos a la realización de las actuaciones que se han llevado a cabo, como por los efectos de oferta debidos a la capacidad productiva permanente que con dichas actuaciones se ha creado en nuestra economía, han permitido que ésta creciese, cada año y por término medio, 0,4 puntos porcentuales adicionales respecto a como lo habría hecho en ausencia de estas ayudas durante todo el periodo, lo que, debidamente acumulado, equivale a 600 euros por habitante y año.
Las nuevas perspectivas para 2007-2013 supondrán una reducción de las ayudas estructurales y de cohesión que recibirá nuestro país, pues sus buenos indicadores económicos lo descalifican para recibirlas en la misma proporción que hasta ahora. Aun así, las ayudas estructurales aprobadas en la cumbre de Bruselas de diciembre de 2005, aparte de las de garantía agrícola, estimularán el crecimiento de la economía española hasta 2013 en algo más de dos décimas de punto porcentual al año.
José A. Herce es socio-director de Economía de Analistas Financieros Internacionales.
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