Una familia se salva al saltar desde el ático al edificio contiguo

El populoso barrio del Fondo, en la confusa frontera entre Santa Coloma de Gramenet y Badalona, es siempre un hormiguero. Ayer, más aún. Arremolinados fuera del perímetro de seguridad, los vecinos comentaban lo ocurrido con caras largas. Pero el verdadero drama se vivió durante todo el día cerca de allí, en un centro cívico habilitado para acoger y atender a los afectados.

Pedro Fernández se paseaba despistado y con un collarín. Vive en el ático del bloque número 66, el más afectado. En cuanto oyó la explosión, se dio cuenta de que tenía que huir. No podía bajar por las escaleras, porque habían caído. Así que tomó la decisión de saltar desde su terraza al bloque contiguo. Primero lo hizo él. Lo peor vino después: su mujer le pasó a su hijo en brazos y luego saltó ella misma. La madre de Pedro, Pilar Castillo, dice entre lágrimas que eso les salvó.

Jesús Vicente vive en el entresuelo del 64. Justo al lado del piso en el que murió la joven de 26 años. Sobre las 6.30, se asomó a la ventana para ver qué hacían los bomberos y los operarios. Le sorprendió la explosión. Resultó ileso, explica, de milagro: "Las cortinas amortiguaron el impacto de los cristales rotos". Jesús salió de casa a toda prisa.

La misma intención tuvo Pepi López, vecina del número 70. Pero, según relataba indignada, un agente de los Mossos d'Esquadra se lo impidió alegando que la situación estaba bajo control. "Ellos no saben qué puede pasar; ¿y si el edificio llega a explotar y mata a mi madre, que estaba dentro?". No era la única vecina nerviosa en el centro, donde se acumulaban afectados, periodistas y políticos.

En la calle, Alfonso Carrillo decía que salió ileso, pero que lo que había vivido le había traumatizado. Desde su piso vio cómo la chica fallecida quedaba atrapada entre los escombros y cómo un bombero se estremecía y gritaba de dolor porque se había herido en el ojo. "Intenté ayudarles, pero no pude hacer nada".