Arranca la campaña en Portugal con Cavaco como favorito
La izquierda se presenta dividida y sin ningún candidato bien situado en los sondeos
Los seis candidatos a las presidenciales portuguesas empezaron ayer en distintos puntos del país la campaña electoral oficial para las elecciones del día 22. Ninguno de ellos dejó gestos demasiado simbólicos, salvo el socialista (que concurre sin el apoyo del partido) Manuel Alegre, que eligió el Forte de Peniche, la cárcel donde estuvieron presos muchos luchadores antifascistas. Alegre homenajeó a Álvaro Cunhal, líder durante 31 años del Partido Comunista Portugués (PCP) y de la oposición a Salazar.
La victoria de un candidato de centro-derecha por primera vez desde el 25 de abril parece inapelable. Tanto, que la única duda, tras conocer el 60% de intención de voto que muestra Cavaco en las últimas encuestas, parece saber qué candidato socialista será segundo, si el oficialista Mário Soares o el independiente Manuel Alegre.
"La poesía es el poder", dijo Alegre citando las palabras que el poeta ruso Mendehlson le dijo a su esposa al salir del campo de concentración. Fue la noche del sábado en el Barrio Alto, el núcleo de la marcha lisboeta, donde Alegre compareció rodeado de jóvenes y de gente del mundo de la cultura. Alegre hace virtud de la necesidad: es el único candidato que no tiene el respaldo de una máquina partidaria y presenta su candidatura como un fenómeno cívico, ajeno a la partitocracia, que aspira a limpiar Portugal. Alegre, de 69 años, empieza su marcha hacia el Palacio Belém como segundo en las encuestas con un 16%, 44 puntos por debajo de Cavaco y tres por encima de su amigo y viejo camarada del PS, Mário Soares. Quizá por eso, el candidato poeta inició ayer su campaña atacando a los dos; a Cavaco, por "tecnócrata", y a Soares, "por politiquero".
Soares, en efecto, presume de ser "político profesional" en este momento de descrédito de dirigentes y partidos, pero sigue despertando admiración su capacidad de entusiasmo y de trabajo. Aunque el ex primer ministro reconocía el sábado en Expresso que "ha arrancado tarde" la campaña, con sus 81 años a cuestas anda todavía muy lejos de rendirse a la derrota.
El sábado, el actual primer ministro, José Sócrates, hizo su esperada primera aparición pública en su apoyo (por vídeo, ya que sufrió un accidente de esquí en Suiza que le resta movilidad), y pidió el voto para el hombre "que nunca ha dejado de dar la cara por Portugal". Y ayer, Soares, que empezó su campaña en tierras del Algarve y el Alentejo apelando a vencer "esta batalla decisiva", comenzó a rentabilizar el apoyo del Gobierno entre bromas y veras, al aludir a la "magnífica presencia, si no física, sí por vídeo, de José Sócrates, que ha dicho que me va a votar a mí".
El máximo favorito, Cavaco Silva, y el candidato peor colocado, Francisco Louçã (4%), arrancaron sus respectivas carreras electorales en el muy poblado concejo de Sintra. Cavaco, con un almuerzo, una arruada (acto en la calle) y una cena-mitin, y Louçã, con otra arruada y un mitin sin comida, detalle que revela no sólo sus diferencias de presupuesto sino que la fórmula del mitin a mesa y mantel se impone como tendencia de la mercadotecnia electoral.
Cavaco planea reunir a 40.00 personas en 24 almuerzos y cenas; Soares, a 9.000 en nueve eventos; Alegre, a 5.000; Jerónimo de Sousa, a 2.500; Louçã, a 500, y el outsider García Pereira, a 300. Los menús, informaba ayer Correo da Manhá, son costeados por los invitados y cuestan entre 8 y 20 euros.
El argumento del dinero ha marcado agriamente la precampaña. Los gastos de los seis candidatos suman unos 10 millones de euros, y Cavaco encabeza la clasificación con su presupuesto de 2,7 millones (casi el máximo permitido por la ley). Su problema es que se ha negado en redondo a revelar "de momento" quiénes son sus financieros anónimos.
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