Peores cuentas que con Luxemburgo
El Madrid, que empató en Vila-real, ya está a 13 puntos del Barça, del que estaba a seis cuando fue despedido el brasileño
La pócima de López Caro para maquillar una plantilla tan desequilibrada como la del Madrid tampoco es mágica. No lo era la de Luxemburgo y no lo es la de su sucesor. A favor de Caro, el Madrid actual está más ordenado, mejor moldeado. A favor de Luxemburgo, una ecuación indiscutible: en la jornada 14ª, cuando el brasileño fue despedido, el Madrid estaba a seis puntos del Barça; hoy, cuatro después, está a 13, un océano cuando restan 20 partidos de Liga. El Madrid no brillaba antes ni ahora; pero entonces las cuentas le permitían disimular. Hoy, ni eso.
En Vila-real, frente a la orquesta de Riquelme, el Madrid atrapó un empate (0-0), emitió algunas señales interesantes, como la mejoría física de Zidane, y las mismas carencias que desde el estreno de la temporada. Baptista no se encuentra con el Baptista del Sevilla, Robinho no ha vuelto a ser el Robinho de Cádiz y Woodgate, sorprendente titular por delante de Pavón, es una remota secuela del Woodgate que dio los primeros pasos en la Premier. Siempre quedaría Ronaldo, pero el brasileño lleva un curso muy accidentado y se volvió a lesionar: ya lleva cinco percances musculares en la temporada. Ausente Ronaldo, los endocrinos tendrán que acelerar el plan de adelgazamiento de Cassano, obligado a sudar cinco kilos lo antes posible. El italiano no es un goleador reputado, pero el Madrid precisa con urgencia que su pelotón de mediapuntas comience a sumar: a falta de una jornada para que termine la primera vuelta, Eto'o y Ronaldinho han marcado un gol menos que todo el Madrid (28 por 29). Cicinho, que tuvo un debú discreto en El Madrigal, está fuera de la órbita del gol.
Alejado el Madrid, el Barça se proclamó ayer campeón de invierno tras el pinchazo de Osasuna ante el Racing (1-1). Y ya es casualidad: el equipo navarro, que esta temporada no había perdido un solo punto en El Sadar, se bautizó con mal pie en el Reyno de Navarra. Lo que no es casual es lo del Atlético, que encadena un desencanto tras otro. Igualó con el Valencia (0-0) en el Manzanares y, por primera vez en la temporada, se escucharon voces contra Bianchi desde la grada. El partido del Calderón resultó un tostón, y el Atlético ya lleva unas cuantas campañas entre bostezos.
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