El supuesto asesino del abogado de Castellón declara que le ordenaron el secuestro
El hombre detenido como presunto autor del secuestro y muerte de un abogado de Castellón el pasado día 20 declaró ayer ante el juez que el crimen estaba preparado y que le habían ordenado secuestrar a la víctima. Daniel J. C. I., de origen venezolano y 28 años de edad, sostuvo, en su interrogatorio ante el juez, que otras dos personas le "obligaron" a participar en el crimen y que no fue él quien sometió a la víctima la brutal paliza que le causó la muerte.
El detenido alegó ante el juez que accedió a participar debido a que la banda a la que pertenecían ambas personas tenía secuestrado a su hermano gemelo que, según dijo, se encuentra también en España. El detenido admitió haber conducido el vehículo del abogado, tal como atestiguan, además, las huellas halladas en el volante, pero mantuvo en su declaración que lo hizo bajo la amenaza de que matarían a su hermano. Al parecer, Daniel contó el secuestro de su hermano a su compañera sentimental, pero no le confesó su participación en el crimen, según se desprende de la declaración de la mujer, una joven de 26 años y nacionalidad española que ayer fue puesta en libertad. Tal como indicó ella, el supuesto autor del crimen justificó sus heridas asegurando que había sido víctima de una agresión.El ahora detenido aseguró ayer ante el juez que el plan trazado por los supuestos miembros de la banda comenzó a ejecutarse con la espera al abogado en el céntrico aparcamiento en el que fue asaltado y donde la policía halló posteriormente sus gafas.
La versión ofrecida ayer por el detenido choca de lleno con la hipótesis que estos últimos días barajaba la policía después de descartar la hipótesis inicial de que habían intevrenido al menos dos personas en el crimen. Tras el intento de fuga de la comisaría de Castellón y ante la corpulencia y agresividad del detenido, los agentes encargados de la investigación, según señaló el subdelegado del Gobierno en Castellón, Juan María Calles, tenía la percepción de que Carlos Reverter "fue víctima de la casualidad y el azar y no un objetivo seleccionado". Por ello, atribuyeron al robo el móvil de la agresión y descartaron que el supuesto agresor no perteneciera a banda alguna.
Daniel J. C. I. se encuentra ingresado en el Hospital General de Castellón después de ser sometido a una intervención quirúrgica en la pierna, debido a una fractura y otras heridas que se produjo cuando intentaba huir de comisaría, hecho que provocó el inicio de un tiroteo intimidatorio por parte de los agentes. El rebote de una de las balas le alcanzó un costado mientras que, en el intento de fuga, se provocó una fractura abierta de fémur con la rotura, además, de un vaso sanguíneo, según señaló el subdelegado del Gobierno.
Por su parte, fuentes policiales desvelaron ayer la imputación de Daniel J. C. I. en otros dos delitos: un robo con intimidación perpetrado en una tintorería y otro robo en una oficina bancaria de Castellón. De esa manera, la policía confirmaba su sospecha sobre la posible participación del ahora detenido en otras acciones delictivas. En una nota oficial, la policía mantenía ayer que "se puede determinar que el móvil de la muerte es el robo" y que "de los registros e intervención de efectos realizados con posterioridad a su detención, se reafirman las pruebas que existen contra este individuo, así como su única participación en la autoría y el móvil del robo". Las pruebas a las que se refiere la policía en su comunicado son la cartera, el reloj y la cadena del abogado que el ahora detenido tenía en su posesión en el momento del arresto. La localización del sospechoso fue posible gracias al sistema GPS del teléfono móvil del letrado que el detenido también sustrajo y que, tras cambiar la tarjeta, regaló a su compañera sentimental.
Carlos Reverter fue asaltado en el aparcamiento donde dejaba el automóvil, secuestrado en el maletero de su propio vehículo y trasladado a las afueras de la ciudad de Castellón, donde recibió una brutal paliza que, poco después, le causó la muerte. Las llamadas que el letrado pudo realizar en este trayecto desde el maletero permitieron que se localizara el vehículo y, posteriormente, al presunto agresor.
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