Carreras sin ataduras

Dice que iba un japonés, un australiano, un belga y un español montados en un kart... no, no se trata de un chiste si no de la última jugada maestra de Nintendo para converger en un título diversión suficiente como para que sirva para vender consolas portátiles como longanizas.

Lo consiguieron con los Pokémon, recientemente con Nintendogs y ahora Mario Kart DS establece los nuevos pilares sobre los que hay que desarrollar juegos pensados para portátiles. En sí, no es más que una reedición mejorada del clásico de 1992 aparecido en la consola Super Nintendo, en la que el objetivo es ganar carreras protagonizadas por los personajes más carismáticos de la compañía montados sobre karts en circuitos más bien cortos, pero donde todo vale para ganar.

La guinda la pone el uso exhaustivo que se hace de la tecnología inalámbrica Wi-Fi de la consola. Por ejemplo, se puede jugar montando una red local sin hilos en la que pueden participar hasta ocho contrincantes y, atención, con un solo cartucho de Mario Kart DS. Uno paga y siete compiten gratis. Toda la información del código del juego en sí viaja de forma invisible y se instala en la memoria de cada consola. Existen limitaciones, pues de este modo las carreras son aleatorias y no permiten elegir ni circuito ni piloto -esto sólo es posible si cada consola tiene un cartucho original-. Este modo añade diversión a la que de por sí transmite este título, al poder ver las caras y oír las exclamaciones.

Nintendo ofrece partidas en red con jugadores de todo el mundo. Basta conectar la consola a un punto de acceso Wi-Fi. En un intento de proteger a los más pequeños no se permite mantener conversaciones de voz ni a través de texto durante el juego entre los contrincantes.

1.800 puntos

Lástima que en el modo Amigos, en el que sólo se puede participar si se conoce la clave de la otra persona, también se haya restringido. El acuerdo entre Nintendo y Telefónica pone a disposición de los jugadores de Mario Kart DS y de forma gratuita los más de 1.800 puntos de acceso Wi-Fi que la compañía tiene en todo el país. Partidas gratuitas para varios jugadores en cualquier parte. Un verdadero paso adelante para una empresa que se había mostrado reacia a la conectividad de sus consolas hacia Internet.

En cambio, la pantalla táctil queda relegada a mostrar el circuito mientras se desarrolla la carrera en tres dimensiones en la pantalla superior. Sólo en el proceso de la creación del escudo que identifica al kart se tira del lápiz para emplearlo en un programa de dibujo.

En total son 32 circuitos, muchos de ellos viejos conocidos, por los que Mario, Luigi, Peach, Yoshi y otros correrán como almas que lleve el diablo. El reto principal es el modo Grand Prix, con cuatro circuitos por copa y ocho copas en total. El participante que más puntos acumule gana.

Esparcidos por la pista hay bloques que tras atravesarlos proporcionan una mejora en forma de arma, transformación o aceleración. Basta pulsar un botón para convertirse en una bala que estalla contra los rivales o para soltar un calamar volador que impregnará con tinta la visera del objetivo. El kart elegido, la cilindrada y el personaje determinarán el control que se tenga sobre la trazada, la mayor o menor velocidad y el impulso en salida.

Es un título especialmente peligroso en época de exámenes por la pérdida de noción del tiempo que produce.