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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El alma en los pies

A uno se le cae el alma a los pies cuando lee el informe publicado días atrás y en el que queda patente que nuestras adolescentes no reconocen, como comportamientos rayanos con la violencia de género, determinadas conductas de sus parejas. Actos tan simples, pero tan corrosivos para la igualdad y el respeto, como controlar la ropa que te pones, indagar el teléfono móvil, intervenir sobre las amistades, dar algún "cachete de baja intensidad", ridiculizar en público, y un largo etc., no por más subrepticio menos feroz, vienen a dejar de manera palmaria sobre nuestro ánimo que aún nos queda un largo y espinoso recorrido para erradicar una lacra cotidiana, pero que por arte de ser "suave" puede llegar a enquistarse en las relaciones entre hombres y mujeres; incluso puede llegar a normalizarse como una pauta de comportamiento social sobre la que no hay que actuar punitivamente. Esto es terrible, pero nos debe animar a subir nuestra intensidad de voz, y de respuestas contundentes e inequívocas, frente a esta problemática sobre la que hay que dejar caer una tormenta de tolerancia cero.

Soy padre de una niña de cuatro años y de un adolescente de 13 (quizá este dato ayude a entender el desconcierto de nuestros jóvenes, ya que viven la adolescencia a una edad que no les corresponde por madurez y eso, en parte, distorsiona la percepción que tienen de las relaciones sociales, pues no son capaces de asimilar con equilibrio el aluvión mensajes que reciben). Tengo miedo por ellos. Sin embargo, estoy, junto a mi esposa, en la acera contraria de todo lo que signifique discriminación entre sexos. Tratamos de arrastrar a nuestros niños hacía el lado que consideramos correcto, pero..., lo que son las cosas, el otro día mi varón fanfarroneó en clase delante de una profesora. Le cayó un parte disciplinario -el primero, y espero que el último-, parte que yo avalé, poniéndome del lado de la maestra. ¿Qué justificación me dio el crío? A las chicas les molan más los niños atrevidos y malotes. De los blanditos, pasan total, según sus palabras. Increíble, pero cierto. A este error ayudan, sin género de dudas, muchas de las series de televisión que van dirigidas a los adolescentes y que, por tener más audiencia, venden sus guiones al diablo. Craso error.

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