Voraz, preciso y carismático
A sus 24 años, el asturiano ha cautivado a millones de aficionados
Históricamente poco atractiva en España, la popularidad de la F-1 ha dado un vuelco radical de la mano de Fernando Alonso. Casi ocho millones de espectadores se postraron frente al televisor el día en que el piloto español se coronó en Interlagos (Brasil). Aficionados de todo el mundo se han dejado cautivar por la destreza que ha llevado al título a este ovetense de 24 años. Un título que, para la mayoría, ha significado el momento más próspero del deporte español en este año que concluye.
Tan voraz como preciso en su trazada, Alonso no comete errores. Sus rivales sí. Apoyado en la más fiable máquina de la parrilla, Alonso se valió del adormecimiento inicial de McLaren y de los apuros que Ferrari acarreó durante toda la temporada para distanciarse al frente de la clasificación y ganar así un colchón de puntos respecto a Kimi Raikkonen [llegó a ser de 32 puntos tras la carrera en Nürburgring] que a la postre sería definitivo.
Los ingenieros del McLaren Technology Centre se aplicaron, pero los MP4-20 acusaron el apretón mecánico y, Raikkonen, único capaz de disputarle el triunfo al español, completó grandes actuaciones con dramáticas roturas. El propósito de Alonso fue atrevido: cuando los McLaren fallaran, su Renault R25 debía cruzar primero. Cuando cumplieran, quedar inmediatamente después de ellos. Y el de Renault cumplió a rajatabla. Y ganó. La seguridad que demuestra Alonso a sus 24 años va acorde con el nivel de exigencia que se impone, tanto a sí mismo como a quienes le rodean. La temporada próxima el campeonato vivirá una nueva revolución. A la incógnita que para todos los equipos supone la introducción de los nuevos propulsores V8 se le une la posibilidad de cambiar los neumáticos, algo que sin duda dará un empujón a Ferrari, y el nuevo sistema de calificación, que pasará a ser por eliminación. De Renault, McLaren y Ferrari, sólo los monoplazas amarillos y azules no han entrenado con los nuevos motores. Si difícil es proclamarse campeón en la especialidad deportiva más elitista del mundo, aún más difícil es mantenerse en la cresta. Un interesante reto para Fernando Alonso, el campeón más joven de la historia de la F-1.
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