El brasileño que faltaba
El Madrid ficha a Cicinho, un lateral derecho considerado sucesor de Cafú
A un buen lateral brasileño se le suponen, por naturaleza, cualidades como la complicidad con el balón, el vigor ofensivo, atributos para el desborde, capacidad para poner buenos centros en el área rival y criterio para explorar la banda. También cierta tendencia a la falta de atención en materia defensiva que suele estar relacionada con sus alegrías atacantes. A ese perfil responde fielmente Cicinho, lateral diestro, de 25 años, que llega por cinco al Bernabéu tras un excelente rendimiento en 2005 con el São Paulo. No se sentirá extraño en el vestuario madridista. Allí coincidirá con Roberto Carlos, Ronaldo, Baptista y Robinho. Su fichaje ha durado cuatro meses: el Madrid se aseguró una opción de compra sobre el lateral en agosto y decidió ejecutarla ayer, una vez que el futbolista no ocupará plaza de extranjero -obtuvo el pasaporte italiano hace un mes- y tras sopesar la necesidad de incorporarle directamente o cederle a otro club. La operación, que el Madrid calificó de "muy asequible" hace cuatro meses, fue cifrada en 7,8 millones de euros por el São Paulo.
Cícero Joao de Cezare, Cicinho, vencedor este año con su equipo de la Copa Libertadores y del Mundial de clubes, es considerado el heredero de Cafú, el veterano capitán de la canarinha que aspira en 2006 a jugar su cuarta final consecutiva del Mundial. Es un tipo extravertido, amante de la pesca, que conduce la carrera de algunos niños de las canteras de los clubes en los que jugó, y que cambia de coche cada tres meses o se gasta en ropa más de 2.000 euros al mes. Hubo un momento en el que estuvo a punto de tirar su prometedora carrera a la basura. Se había formado en la cantera del Botafogo de Ribeirão Preto, un club modesto. En 2001, fichó por el Atlético Mineiro para debutar en Primera. Pero las tentaciones nocturnas de Belo Horizonte, la capital del estado de Minas Gerais, fueron demasiado fuertes. Cicinho perdió el norte y por sus actos de indisciplina fue cedido al Botafogo de Río de Janeiro en 2002. Cumplió su penitencia para volver al Atlético y aprovechar la segunda oportunidad. Un año después le contrataba el São Paulo, el club brasileño que más jugadores ha traspasado al fútbol europeo en la última década. Ahora gasta fama de profesional aplicado. En 2004 fue el mejor asistente de la Liga con 18 pases de gol y en 2005 ha destapado además su capacidad goleadora marcando 10 tantos. De físico pequeño pero compacto (mide 1,70 y pesa 69 kg.), los preparadores del São Paulo estiman que recorre unos 13 kilómetros por partido. Sus maneras en defensa son impetuosas y poco intuitivas. Pero Parreira, el seleccionador, se convenció de que Cafú tenía un digno sucesor durante la Copa de Confederaciones disputada el pasado verano en Alemania. En la final, contra Argentina, Brasil venció 4-1, y Cicinho participó en las jugadas de los cuatro goles.
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