Kameni, harto de los gritos racistas
Son apenas una cincuentena de radicales. Se sitúan en una esquina de Montjuïc acotada por unas vallas y vigilada especialmente por los Mossos d'Esquadra. Enarbolan banderas españolas, muchas preconstitucionales, y son artífices de los peores sucesos que pueden darse en un estadio. De ellos se quejó Kameni.
El portero del Espanyol está harto de ese grupúsculo de aficionados, adscritos la mayoría al grupo radical Brigadas Blanquiazules. "No se trata de que piten en contra del equipo cuando juega mal. Eso sería normal. Se trata de que gritan en mi contra". Gritos de carácter racista que provienen de esos aficionados de su equipo, según dijo el camerunés, que tuvo que jugar infiltrado a causa de una lesión en los aductores: "Están todo el partido detrás de mí, gritándome. Y eso duele. No puede ser".
Zabaleta corroboró las palabras de Kameni y se refirió a la paradoja que se vivió. En los prolegómenos se celebró un acto en contra del racismo: "Se han hecho cosas para que llegue el mensaje y no han servido. No hay que dar bola a esa gente".
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