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Columna
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Tumor

En Almería El Corte Inglés más cercano siempre ha sido el de Murcia. Ésta es la única provincia andaluza que no tiene el suyo. A muchos les gustaría que la reforma del estatuto corrigiese esta desigualdad. Aquí los puertos y aeropuertos preocupan mucho, pero lo que resulta intolerable es no tener competencias sobre grandes almacenes.

Después de varios años deshojando la margarita, la empresa de Isidoro Álvarez ha decidido por fin el punto exacto donde quiere levantarse: el corazón de Almería, el colegio de La Salle. Aunque el PP se ha mostrado estos últimos días muy comprometido con la calidad de la enseñanza y con la libertad de las familias para elegir el colegio de sus hijos, ha votado a favor de derribar la escuela y de levantar en su lugar estos grandes almacenes. Hala, que los niños se vayan a otro sitio. Hay rumores de que los Hermanos de La Salle tampoco van a encerrarse en el edificio para impedir su derribo.

El impulsor de esta nueva felonía es Juan Megino, el concejal de urbanismo. El próximo día 29 firmará un convenio con El Corte Inglés y con La Salle, para presionar a la Junta de Andalucía, que debe finalmente aprobar la modificación del PGOU. Porque esta simple operación, servir al interés de un particular que quiere abrir una tienda en el centro, requiere la reforma de todo un plan general de urbanismo. José Luis Aguilar, el portavoz del equipo de Gobierno del Ayuntamiento, ha defendido la barrabasada alegando lo de siempre, que la venida de El Corte Inglés a Almería es muy beneficiosa para la ciudad. Pero no ha dicho cuáles son los beneficios.

No vemos el beneficio para los pequeños comerciantes del centro, que no soportarán la competencia y que irán cerrando sus tiendas poco a poco. Tampoco vemos cómo beneficia al tráfico, que es ya caótico y que colapsará definitivamente el corazón de la ciudad. No beneficiará a los alumnos que viven al lado de La Salle y que, si este disparate se consuma, tendrían que montarse en un autocar para ir al nuevo colegio. Ni beneficia al patrimonio arquitectónico de Almería, que perdería otro de sus edificios emblemáticos. Porque el colegio de La Salle no es solo un colegio; es también un edificio histórico con una hermosa fachada diseñada por el arquitecto municipal Guillermo Langle, creador de la Almería moderna. Estos días se exhibe en el Museo de Arte una exposición sobre su obra. Adivinen quién la inauguró la semana pasada... Exacto. Con dos cojones.

Queremos El Corte Inglés, pero creemos que el Ayuntamiento debería incentivarlo para que se instalara a las afueras. Ponerlo en el centro solo beneficia a Isidoro Álvarez, a los propietarios de pisitos de La Rambla, a los promotores que levantarán viviendas detrás de los grandes almacenes, y a los que reciban la mordida. Así que muchos esperamos que la Junta paralice esta jugada, aunque sepamos que antes o después Megino nos la hará por otro lado.

Beneficioso para la ciudad sería retirarle a este hombre sus competencias en urbanismo. A veces para curar un tumor maligno no basta con limpiar, hay que evitar la metástasis, hay que cortar por lo sano. Y la pobre ciudad de Almería está infestada de tejido meginoso.

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