'El pacto de los lobos' e 'Indochina'

Dos de las más caras superproducciones francesas de los últimos años coinciden esta semana en la colección Cine Europeo. La primera de ellas, El pacto de los lobos, fue una de las películas de mayor presupuesto en 2001, y también la de mayor recaudación en Francia, donde fue vista por más de seis millones de espectadores. La segunda película, Indochina, recibió igualmente el aplauso del público, además de alzarse con el Oscar y el Globo de Oro a la mejor película extranjera de 1993.

El pacto de los lobos es una película de aventuras que a la vez "bebe de géneros tan dispares como el cine de época, el melodrama gótico, el fantastique, las artes marciales, el western, el manga y los videojuegos", en apreciación de Oskar L. Belategui, coincidente con la de la publicidad, que la anunciaba como "la nueva Matrix francesa". La acción se sitúa en un pequeño pueblo francés del siglo XVIII, donde una bestia misteriosa ha descuartizado a una docena de campesinos. El rey Luis XV envía a la región a un escéptico científico acompañado de un misterioso indio con el fin de capturar a la fiera. Ambos hombres descubrirán que tras la leyenda de la fiera asesina se esconde un secreto más complejo, que al decir de Manuel Quinto en La Vanguardia "nos remite a la actuación de las fuerzas oscurantistas en contra de los avances del Siglo de las Luces".

Según el director de la película, Christophe Gans, "El pacto de los lobos está inspirada en hechos reales; alguien o algo mataba a mujeres y a niños. Aunque todavía no se sabe quién cometió aquellos crímenes, la supuesta bestia se ha convertido en una leyenda del folclor francés. Es nuestro peculiar dragón". Gans es asiduo a festivales de cine fantástico en los que goza de gran prestigio, especialmente desde su película anterior, Crying Freeman, los paraísos perdidos. Con El pacto de los lobos obtuvo en el festival de Sitges el Premio Méliès a la mejor película fantástica europea. Entusiasta del cine de artes marciales y de aventuras, Gans fue el fundador de la revista Starfix, dedicada por entero al género fantástico.

En definitiva, en opinión de M. Torreiro: "Si usted no teme el cruce entre el rigor cartesiano de la historicidad y la coreografía sangrienta del cine de artes marciales, si no desdeña el peculiar matrimonio entre el cine de brujería y espada y la crítica histórica, y, sobre todo, si no le preocupa que de tanto en tanto lo sorprendan con un poco de gore, no lo dude: ésta es su película".

Indochina, de Régis Wargnier, "una gran película novelesca", según Martínez Torres, añadió a su éxito en los Oscar y en los Globos de Oro el Goya a la mejor película europea del año y cinco premios César, entre ellos el de mejor actriz a Catherine Deneuve, "que se desliza como un ángel: está bellísima, como siempre, y éste es el papel de su vida", en opinión de Roger Ebbert, de The Washington Post: "La película, por su parte, es el equivalente a Lo que el viento se llevó en versión francesa... una historia de romance y separación con una guerra ruinosa como fondo".

La acción si sitúa en la Indochina en los años treinta. Una de las más importantes plantaciones de caucho es propiedad de la orgullosa Eliane (Catherine Deneuve), francesa nacida en Indochina que vive con su padre y su hija, vietnamita adoptiva (Linh Dan Pham). En una subasta, Eliane conoce a un oficial joven (Vicent Pérez), al que abandona tras un corto idilio. Mientras tanto, la hija se ha enamorado del amante de su madre... Según Manuel Alcalá, el personaje central de la historia es en realidad la hija adoptiva, "una princesa de sangre real que se transforma en dirigente comunista", en los turbulentos tiempos en que la Indochina francesa, más tarde Vietnam, pasa de la calma colonial a una guerra revolucionaria.

"Es una gran película, como hace tiempo que no se rodaban", comentó Martínez Torres en este periódico: "Una superproducción realizada con cuidado y sabiduría, que encierra gran cantidad de hechos y personajes dentro de una eficaz estructura".