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Reportaje:

Una Vuelta peculiar en tiempos convulsos

La carrera ciclista 2006 se centra en Andalucía e ignora los Pirineos y la sierra de Guadarrama

Carlos Arribas

Rubén Plaza se temía lo peor. Aún se estaban congregando los invitados en el vestíbulo del Palacio de Congresos de Madrid, pero el gigantesco ciclista alicantino, quinto (o cuarto) clasificado en la última Vuelta, el hombre de futuro, dejaba vagar la vista a su alrededor y sólo veía posibilidades de incendio.

Veía, por ejemplo, a Manolo Saiz, feliz por llevar la contraria a todos los que habían anunciado que no aparecería por allí, explicando su posición en todos los conflictos que agobian al ciclismo, en los que su figura es central. Hablaba de la lucha entre las tres grandes y su amada criatura llamada ProTour; hablaba del monopolio y de la voracidad económica de los organizadores de Giro, Vuelta y Tour; hablaba de su equipo, de las secuelas del positivo de Roberto Heras, de la dimisión de Manuel Piñera como presidente de la sociedad gestora del Liberty, y decía que no pasa nada, que todos son amigos, que él sigue porque es su trabajo. Y seguía girando la vista Plaza y veía a Ignacio Ayuso y a Víctor Cordero, los jefes de la Vuelta, y veía a los periodistas afilar sus lapiceros para preguntar sobre la temática que tanto preocupa. Y, en efecto, llegado el momento de los discursos, tanto Cordero como Ayuso y como Jaime Lissavetzky, el secretario de Estado para el Deporte, hablaron de los peligros del dopaje, de la necesidad de juego limpio, de la posibilidad de que los propios deportistas empiecen a denunciar los malos hábitos. "Son unos tiempos convulsos para el ciclismo", resumió Cordero.

Y para estos tiempos propuso un recorrido peculiar: fuerte presencia de las regiones en las que la afición más se muestra en las cunetas -Andalucía, con viaje desde la salida y regreso en la última semana, y Asturias- y ausencia de la zona de más fría acogida, los Pirineos. Un par de contrarrelojes no muy largas y cinco llegadas en alto -en montes recientes: Morredero, Covatilla, Calar Alto, Cobertoria y Pandera- y montaña, sin incluir la sierra de Guadarrama, concentrada en la primera y la última semana. "Pero con puertos no muy duros, no creo que haya grandes diferencias", explicó Paco Giner, el diseñador principal.

Pero, pese a todo, Rubén Plaza pensó que había ido mejor de lo que esperaba. "No ha estado tan mal", dijo un ciclista que busca todos los días un sueño, una ilusión para salir a entrenarse, a hacer de ciclista en tiempos convulsos.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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