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Reportaje:

"Esto es mejor que el Imserso"

Cornellà acoge una fiesta de la ONCE, a la que acuden 2.000 personas para celebrar el día de Santa Lucía, patrona de los ciegos

Santa Lucía, patrona de los ciegos (y las costureras), fue ayer más que celebrada en una gran comida con la asistencia de 2.000 afiliados y trabajadores de la ONCE, en la Fira de Cornellà. Música, baile, vino y cava en abundancia, regalos y la animación de una tuna y un gran número de papás noeles circulando por el recinto sirvieron para asegurar el divertimiento de los asistentes, que llegaron al lugar transportados en autobuses de Transports Metropolitans de Barcelona. La organización aprovechó la jornada festiva para dirigir peticiones a las autoridades que, en gran número, asistieron a la celebración.

La principal fue que el colectivo invidente no se quede sin acceder a la televisión digital terrestre, como el resto de los ciudadanos. "Con el apagón analógico, si no se diseña el nuevo sistema pensando también en nosotros, nos volveremos a quedar lejos de la integración en las nuevas tecnologías", explicó la delegada de la ONCE en Cataluña, Teresa Palahí. Para ello, se requiere "que los mandos a distancia incorporen voz en los menús", como debería suceder también "en las aplicaciones informáticas", cuyo uso resulta muy difícil para los invidentes.

En el aspecto lúdico, la ONCE lo pone fácil al colectivo de afiliados, que ayer explicaron que el almuerzo es sólo una de las actividades que se les brinda durante el año. "Nos vamos de excursión, hacemos cursos y viajes a muy buen precio y nos llevan al teatro. Es mejor que el Imserso", afirmaron Jaume Alomà y María Rius, un matrimonio octogenario de Barcelona afiliado a la organización desde hace siete años. Alomà perdió el 80% de la vista. "Él no ve mucho, pero el resto se lo explicamos", comentó su mujer. Rosario Amssel, de 52 años, empezó hace uno y medio a vender cupones y la plaza de Catalunya. Con problemas auditivos y de expresión verbal, fue su única salida para encontrar un empleo. Según su contrato, está obligada a trabajar ocho horas, pero afirma que prefiere hacer jornadas más largas. "Me gusta vender en el centro", señaló. Ayer fue su segundo almuerzo de Santa Lucía, que aprovechó para "conocer compañeros y saber más sobre la organización". A Manel López, de 61 años, que se jubiló por enfermedad hace unos meses después de vender cupones durante 23 años, no le agradaba tanto su trabajo. "Pero con mis problemas visuales, no había otra cosa", afirmó. Él y su mujer no han dejado de asistir a la comida porque, como explicaron, "invita la ONCE".

La institución anunció que en 2006 entrará en servicio el nuevo edificio de 44.000 metros cuadrados en Barcelona que integrará las tres sedes actualmente esparcidas en la ciudad. Con pabellones deportivos, piscina, salas de actos, de estudio y de rehabilitación física e integración laboral, se convertirá en un centro que por sus dimensiones será, según la ONCE, "único en Europa".

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