"Todo el mundo es optimista, pero hay que ir despacito", advierte Raúl

Raúl se unió al cónclave con retraso. Por motivos de fuerza mayor, después de la sesión diaria de recuperación de su rodilla izquierda, el primer capitán de la selección española llegó con tres horas de tardanza a la reunión que Luis Aragonés, el seleccionador nacional, mantuvo con los otros capitanes: Puyol, Salgado, Baraja y Casillas.

El madridista se presentó en el hotel de Barajas con su muleta y desplazándose con una evidente cojera. "Creo que todo el mundo es optimista sobre mi recuperación", dijo, "pero hay que ir despacito".

"¿Cómo ha visto a Raúl?", se le preguntó al seleccionador. "Con una muleta", replicó con tono cáustico; "me ha dicho que está bastante bien, que va a dejar las muletas cuanto antes. Dios quiera que esté recuperado lo antes posible, como Xavi".

Raúl se perdió la charla completa de Aragonés con los capitanes, pero estuvo presente en el aperitivo y en la comida posterior. Hubo un bufé de ensaladas, solomillo de ternera, pollo a la plancha y lubina. Tras el almuerzo, cada uno enfiló a su habitación a echarse la siestita reglamentaria.

Después, el seleccionador convocó de nuevo a los muchachos para mantener otra reunión y tomar la merienda. En esta cita, Aragonés arengó a los jugadores invitándoles a seguir trabajando para no salirse del grupo de seleccionables para Alemania.

En cualquier caso, Raúl, ande o no ande sin cojear, tiene un billete prácticamente reservado para junio. Se impone su presencia, si no en el campo, en el vestuario a modo de blasón.