Me gusta la cascada
Por lo visto, la "modernización" de Madrid sigue como una constante. Sin duda, hay obras necesarias, imprescindibles; en cambio, hay otras que desvirtúan elementos arquitectónicos urbanos que le otorgan a la capital cierta solera y un perfil definido.
Poco a poco, casi subrepticiamente, se le va cambiando la fisonomía en "pequeños detalles". Buen ejemplo: el adoquinado del paseo del Prado "era y estaba" en consonancia con el diseño original. El adoquín aún continúa en Los Campos Elíseos y en cualquier capital europea, llámese Berlín, Londres, Roma, Florencia, Lisboa, etcétera. Aquí "desapareció" hasta de su último reducto en las Cuatro Fuentes, bajo un manto negro asfáltico, vaya uno a saber por qué banalidad o argumentación.
Ahora le toca el turno a la plaza de Colón, dentro del proyecto de remodelación del eje paseo del Prado y Recoletos. Suma y sigue.
Se cambiará de lugar la Pirámide, desaparecerá la cortina o cascada de agua, esa gran obra de ingeniería hidráulica que enmarca el gran hall con referencias murales al descubrimiento con el elemento básico para ello: el agua y la navegación. Hoy, como preparándonos para el futuro, la cascada y las fuentes de la Castellana curiosamente no funcionan, están secas. ¿Alguien me puede dar un motivo sobre el particular?
Me interesaría conocer más detalladamente las o la propuesta arquitectónica sobre la remodelación de los paseos de Recoletos y del Prado; presiento estar asistiendo a la desaparición de la identidad urbana de Madrid, ya bastante mermada en sus edificios "clásicos" por obra y gracia de bancos, marcas y comidas basura.
Muchas ciudades europeas desaparecieron literalmente bajo las bombas. Hoy las podemos contemplar gracias a su cuidadosa reconstrucción siguiendo sus antiguas líneas de identidad urbana.
Aquí somos tan "originales" que "destruimos la historia urbana" para goce y fama de algún arquitecto dispuesto a dejar "su impronta" con el "beneplácito de un atildado alcalde" empeñado en "cambiarlo todo", incluyendo historia, tradición y lo que haga falta. Lo necesario, en realidad, es una buena dosis de sensatez, porque en nombre de la "remodelación o readaptación de los espacios urbanos" existe una enorme galería de despropósitos como "costosos legados" a cargo del contribuyente.