Una autopista paralela al mar y las desaladoras aceleran las obras
El desarrollo urbanístico del litoral del sur de Murcia y del levante de Almería se debe en gran parte a la construcción de la autopista de peaje Cartagena-Vera. La autopista, de 113 kilómetros, se encuentra ahora en construcción y sustituirá a los actuales caminos de tierra y carreteras de tercera que van paralelas a la costa. El PSOE se manifestó en contra de la obra desde la oposición, pero la ha mantenido.
Pese a la fama de comunidad llena de rascacielos que le ha dado La Manga del Mar Menor, el litoral de Murcia es uno de los menos urbanizados. Sólo el 13,6% del primer kilómetro de costa está edificado. En Almería el porcentaje es similar, el 13,5%, mientras que la cifra supera el 50% en Málaga y el 34% de media en la costa del Mediterráneo, según un estudio del Instituto Geográfico Nacional, del Ministerio de Fomento, realizado con imágenes de satélite.
En los 80 kilómetros de litoral del sur de Murcia sólo hay dos grandes pueblos, Águilas y Mazarrón, comunicados sólo por una carretera del interior. El rodeo ha permitido que el litoral se mantenga casi virgen. Las imágenes de satélite muestran una zona árida, marrón, sin casas y con caminos de tierra. Sólo algunos invernaderos cambian el monótono marrón. Intentar ir por la costa era imposible hace unos años. Literalmente el pueblo se acababa y sólo en barco o en caminos de tierra se podía llegar a las calas semidesiertas.
Peaje durante 38 años
La autopista cambiará todo. Acorta el trayecto y permite acceder a zonas vírgenes. Los ecologistas afirman que entre Cartagena y Vera, en Almería, circulan actualmente 200 vehículos al día. La empresa concesionaria, Aucosta, calcula que en 2007 usarán la autopista unos 10.000 vehículos al día. La empresa podrá cobrar peaje durante 38 años, según la concesión aprobada por el Gobierno de José María Aznar en febrero de 2004. Los socialistas se opusieron en la oposición pero han mantenido la obra pese a las críticas de los ecologistas y los agricultores.
Otro de los aspectos que favorece el desarrollo es la llegada de las desaladoras. Hasta este verano, el agua de Mojácar (en Almería) sólo era potable en teoría. Y eso que había mejorado. Hace unos años salía turbia, lo que retraía a muchos compradores. La puesta en marcha de la desaladora de Carboneras ha mejorado la calidad del agua. El Ministerio de Medio Ambiente prevé construir más desaladoras en la zona, pero ya no hace falta que sean públicas. Los grandes constructores han comenzado a construirlas ellos mismos. El agua desalada es cara para la agricultura, pero no para el ladrillo.
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