Los visionarios de la electrónica Richie Hawtin y Dj Hell coinciden este fin de semana en Valencia
El acueducto vacacional que se inicia este fin de semana ha puesto en marcha de manera feroz la oferta de ocio. La competencia es bien seria, y este domingo día 4 coinciden en Valencia un ramillete de disc-jockeys estrella -algo que va a más durante los puentes largos- que, en su conjunto, suma un caché notablemente millonario. El más de actualidad es Richie Hawtin, quien esa noche, acompañado de su escudero Troy Pierce, presenta disco en la discoteca Barraca de Sueca. Hawtin es clave para entender no sólo la evolución musical de los últimos años, sino también la de la tecnología de los instrumentos digitales: investigador de sonidos, ha ayudado a comercializar nuevos elementos y programas de ordenador -como el Final scratch- que unen la figura del dj a la del creador de directos. En su último disco, DE9/ Transitions, Richie Hawtin ofrece una rara experiencia a través de tres formatos -DVD, CD y MP3- en la que el oyente puede sumergirse en el sonido 5.1 Dolby Surround. O sea, el de los multicines, algo que Hawtin, entre la controversia, defiende como el siguiente paso en el uso y disfrute de la música en casas y clubes. Él es también uno de los propulsores del minimalismo electrónico, corriente en boga que se sirve de sonidos casi microscópicos.
Paralelamente, y el mismo día, en la sala Apache de Pinedo, se organiza un festival de aúpa. Como presencia de gran impacto está la de Timo Maas, exitosísimo dj alemán especializado en destrozar pistas sin perder el toque funky. Pero no estará solo. Le acompañarán -entre otros nombres de distintas nacionalidades- 2 many dj's, M.A.N.D.Y, Blackstrobe y Dj Hell. Como poco, hay que detenerse en los dos últimos. El dúo francés Blackstrobe, del que forma parte el gran Ivan Smagghe, es responsable de que la música robot-disco más oscura de los 80 sea ahora lo más. Aunque, si alguien inició este camino, es el veterano alemán Dj Hell, el dueño del sello Gigoló Records. Él es heredero directo de los sonidos más decadentes, animosos y retorcidos de productores bailongos de épocas pretéritas como Giorgio Moroder. Hell, por encima de los muchos que se han subido a la moda discotequera retro, mezcla el final de los 70 con el futurismo, lo macarra con lo fino, lo sexual con lo sentimental, la caña sin piedad con el champagne francés. De hecho, no es raro verle abrir una botella de esto último sólo para regar las cabezas del público.
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