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EL FIN DE UNA NUCLEAR

La planta cierra sin completar las obras del plan de emergencia para la zona

El alcalde de Almonacid de Zorita, Gabriel Ruiz del Olmo, habla con un punto de resignación cuando se le pregunta por la central nuclear José Cabrera. Considera que era segura, pero lamenta que los responsables de la seguridad nuclear y de Protección Civil no hayan cumplido con las obligaciones con el pueblo: "La central cerrará sin que el pueblo tenga completas las infraestructuras previstas en el plan de emergencia". Estas obras están destinadas a evacuar la zona en caso de accidente.

"Si la central era segura, como lo es, podía haber seguido funcionando", explica el alcalde. Ruiz del Olmo admite que le gustaría que se instalase otra central en el pueblo: "La gente sabe que es segura y la central ha dado trabajo a mucha gente". En abril de 2006, cuando comience el desmantelamiento, un tercio de los trabajadores abandonarán la central. Unión Fenosa, la eléctrica propietaria, se ha comprometido a recolocarlos a todos.

El alcalde, empleado de la central, sí pone un pero: "Nunca se ha contado con nosotros. Todo se decidía en Madrid". La central se ubicó allí sin preguntar a los vecinos y se cerró por una decisión del Consejo de Ministros, que de nuevo no tuvo en cuenta su opinión. "El primer simulacro se hizo este año y la gente, que llevaba 37 años con la central, pensó que pasaba algo raro. La gente no entendía que hacer un simulacro es normal", señala el alcalde.

Pero lo más sangrante es que el pueblo no tiene todas las obras contempladas en el plan de emergencia por si se producía un accidente: "Tenemos carencias en infraestructuras, en cobertura de móvil, en salidas, cosas necesarias si se produce un accidente".

Imagen matizada

Los estudios afirman que la central tiene mejor imagen en la zona que en el resto del país. Un estudio de la consultora Ceres para la Asociación de Municipios de Áreas con Centrales Nucleares (Amac) afirma que el 55,8% de los habitantes de la zona la asocian con riqueza, y el 20,5%, con pobreza; el 37,2% dice que es segura, y el 47,3%, que es peligrosa. Pese a ser una de las centrales con peor imagen (comparado con los resultados en otros pueblos), el 80% de la población tiene una posición neutra sobre la central, el 18,5% es contrario y sólo el 1,5% es abiertamente favorable.

El problema es que la central ha dado empleo y ha creado una cultura de seguridad laboral que ha impedido el desarrollo de empresas propias, según otro estudio de los municipios de la zona sobre el desarrollo.

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