Por unas zapatillas de deportes y 1.000 pesetas

Unas zapatillas de deporte y 1.000 pesetas de entonces. Ése fue el exiguo botín que Fernando Sánchez Medina y dos atracadores más lograron el 24 de julio de 1987, cuando asaltaron un comercio en la calle Pujadas de Barcelona. Enrique Jaén, el comerciante, se resistió y le dispararon a la cabeza con una escopeta de cañones recortados. Sánchez Medina, uno de los presuntos autores del triple crimen ocurrido el pasado martes en Castelldefels, tenía entonces 18 años. Las dos personas que le acompañaban en el mortal atraco, 17.

Fueron detenidos seis días después, cuando la policía les sorprendió en un vehículo robado. En la huida intentaron atropellar a un agente, que logró disparar a las ruedas para que se detuvieran. En un registro domiciliario se encontró la escopeta de cañones recortados y munición, recuerdan los investigadores.

No era la primera vez que Sánchez Medina delinquía. Dos días antes de ese homicidio había sido detenido por robo con fuerza, pero quedó en libertad porque entonces sólo había sido arrestado en otra ocasión, en junio de 1985, por desórdenes públicos.

Sánchez Medina fue condenado por la Audiencia de Barcelona a penas que sumaban 27 años y cuatro meses de prisión, pero el Código Penal que estaba vigente entonces permitió la reducción de la pena y la obtención de la libertad condicional en 1999. La condena no se extinguió hasta el 22 de abril del año 2004, aunque fuentes oficiales dijeron en un primer momento que esa fue la fecha en la que abandonó la cárcel.

Seis años después del crimen del comerciante, Sánchez Medina salió de permiso penitenciario y volvió a atracar. Fue arrestado de nuevo en mayo de 1993 y volvió a pasar otros seis años ininterrumpidos entre rejas. Después de la libertad condicional de 1999, parecía haber rehecho su vida, porque no constaba ninguna detención. Hasta anteayer, en que presuntamente participó en el triple crimen de una familia de Castelldefels por un botín tan inexistente como cualquier lógica del crimen.

El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, reclamó ayer una reflexión al trascender que Sánchez Medina era reincidente. "Lo que ha sucedido no tiene ninguna justificación, pero es más indignante saber que esta persona había sido causante de otra muerte y, aunque el sistema penitenciario funciona, ha permitido que una persona que había delinquido y había sido condenada por homicidio anteriormente lo haya vuelto a hacer en un periodo relativamente corto de tiempo", dijo Maragall. Para el presidente catalán, la solución ante este tipo de situaciones son "inversiones, despliegues, preparación técnica, psicológica y política de los servicios públicos y su eficiencia".

Sánchez Medina es el tío del otro detenido por los hechos, Juan Antonio Sánchez Hernández. Ambos se han negado a declarar ante la policía, aunque ha trascendido que, según su versión de lo ocurrido, ellos son totalmente ajenos al triple crimen y que fue una tercera persona quien asesinó a la familia y huyó en un vehículo robado. Al margen de que los investigadores no otorgan ninguna credibilidad a esa versión -entre otras cosas porque a Sánchez Medina se le intervinieron las llaves de un automóvil aparcado en la zona cercana a la joyería-, esa declaración no tiene ninguna validez legal porque no se hizo ante abogado, sino que fue una simple explicación exculpatoria a los agentes.