¿Panhispánico?
Las reflexiones de un amigo y colega traductor costarricense me llevan a plantearme para quién y para qué se ha hecho el académico Diccionario panhispánico de dudas. ¿Realmente está dirigido a todos los hispanohablantes, o está consignado sólo para especialistas? Un hispanohablante sin sólidos conocimientos sociolingüísticos, ortográficos, gramaticales y lexicográficos, ¿puede discernir, a partir de la composición y el redactado del DPD, cuándo ha de aplicar una solución u otra a sus dudas? ¿A quién puede llegar? ¿Qué hispanohablantes pueden permitirse adquirirlo? ¿Quién puede interpretar su jerga?
Además, incluso a un especialista, a alguien que trabaje con el idioma español, ¿no le sería más útil una obra donde se le diera, de manera clara y precisa, una forma normativa y estándar de decir y escribir las cosas, y luego todas sus variantes, por países? ¿Por qué no se construyen obras académicas que perfilen de veras un español neutro, internacional y común sobre la base de la lengua culta, un español que nos sirva a todos como estándar para comunicarnos y que nos permita traspasar fronteras laborales, incluso, y se compilan los dialectalismos en obras aparte? ¿No está este Panhispánico cerrando más fronteras de las que abre.