Antiguas voces para ojos de hoy
Un recorrido por 'El Bosque de los Sueños', de Antonio Rodríguez Almodóvar
En 1985, Antonio Rodríguez Almodóvar publicó el ensayo Fantasía popular: el cuento maravilloso, en el que establecía una aguda hermandad entre el cuento popular de Blancaflor y el mito griego de Medea, una exposición que debía mucho a sus lecturas de los libros del investigador ruso Vladimir Propp. En 2005, el mismo autor ha recibido el Premio Nacional de Literatura Infantil por El Bosque de los Sueños (Anaya), pero específicamente por el último de los cinco relatos que lo componen, Hija del Sol y las Tinieblas, en el que las historias de Blancaflor y Medea se suceden alternativamente y actúan como espejos de sus mutuas desdichas.
No es casualidad que veinte años después de aquella primera interpretación Blancaflor y Medea reaparezcan juntas, no ya como objeto de análisis sino como personajes de una historia fantástica. Ese retorno literario es la consecuencia de la condición de investigador y narrador que se aúnan en Rodríguez Almodóvar.
El autor maneja un material que conoce bien, los cuentos maravillosos de tradición oral, pues durante años se ha dedicado a la encomiástica labor de fijar en los libros lo que en esencia es inestable y frágil, pero en vez de la tarea de asentar ha elegido la de recrear, es decir, ha optado por convertir viejas tramas en argumentos contemporáneos. El resultado es El Bosque de los Sueños.
El bosque ha devenido en uno de los lugares primordiales de la literatura, ámbito de los ritos iniciáticos y umbral del reino de los muertos, un territorio mítico y secreto en el que todo puede suceder. Pero el bosque es asimismo sinónimo de abundancia, por lo que un bosque puede ser también una infinita sucesión de libros. Y, en efecto, la boscosa biblioteca que alberga las soluciones a todos los enigmas es un reconocimiento del valor de la fantasía humana y del recóndito mundo de los sueños.
Los personajes que transitan de uno a otro relato (Gran Aj), los espacios reiterados (La Gran Biblioteca, El Bosque de los Sueños), el repetido nombre de Juan (Juan Deseado, Juan Mercader, Juan Zacarías, Juan Enamorado...), los objetos idénticos (Libro de Todas la Maravillas)... dan cierto aire de parentesco a las cinco historias, lo que significa que todas ellas conforman una misma historia.
En los cinco relatos de El Bosque de los Sueños son reconocibles personajes, episodios u objetos de nuestro mundo imaginario -Juan sin Miedo, manzanas de oro, princesas encerradas, tres pruebas que superar, la venta del alma al diablo...- que a su vez, con distintos nombres y variables sucesos, advertimos en mitos y cuentos de la tradición española y europea: Blancaflor, El Castillo de Irás y no Volverás, Piedra de dolor y cuchillo de amor, La muchacha paloma, Almendroenflor, La niña de los cabellos de oro, La Bella y la Bestia... Lo que Rodríguez Almodóvar nos brinda es la oportunidad de descubrir las concomitancias entre todos esos mundos, pese a su disparidad geográfica o cultural.
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